Cantaremos – Domingo XXVI del Tiempo Ordinario/B

Esta enseñanza del evangelio de hoy pone de manifiesto que la praxis cristiana no puede defenderse como exclusivismo y como independencia absoluta. Todos los hombres son capaces del bien, porque todos los hombres han recibido los dones de Dios. Por lo mismo, allí donde se trabaja por los demás, donde se abren las puertas a los hambrientos y los sedientos, aunque no conozcan al Dios de Jesús, allí los cristianos pueden participar sin exigir garantías jurídicas que justifiquen sus compromisos. La comunidad cristiana, la Iglesia, no debe presentarse como el “gheto” de los salvados o redimidos con criterios de puritanismo y legalismo, porque esta promesa es para todos los hombres. (Fray Miguel de Burgos Núñez Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura)

El ser humano es obra del inmenso amor creador de Dios. Así que por pequeño que sea el hombre, lleva en sí la grandeza de ser amado por Dios. Jesús da gracias al Padre, por sus discípulos y se refiere a ellos, como “los pequeños que creen en mi”. Y es que la grandeza del hombre sólo radica en la dignidad que le da el mismo Señor. Para Jesús, las obras buenas y también las malas son consideradas como hechas a él mismo.  Es por eso que sus palabras  son una seria advertencia para quien quiera aprovecharse de la buena fe de sus discípulos.  El Señor dice que es mejor morir ahogado con una piedra de molino atada al cuello, antes que escandalizar a uno de sus discípulos que creen en él. (Julie Meucci)

 

CANTAREMOS:

      • Reunidos en el nombre del Señor
        • Señor ten piedad – Gloria
        • Aleluya – Antífona
      • Una espiga
        • Santo – Padre nuestro
        • La Paz – Cordero de Dios
      • Señor Tu eres nuestra luz
      • Si me falta el amor
      • Viva Cristo