16 de Marzo. II Domingo de Cuaresma /A

Evangelio según San Mateo (Mt 5,43-48)

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y los hizo subir a solas con él a un monte elevado.Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se puso resplandeciente como el sol, y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías conversando con Jesús. 
Entonces Pedro le dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Sí quieres, haremos aquí tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» 
Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió , y de ella salió una voz que decía: «Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias ; escúchenlo .» Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor.
Jesús se acercó a ellos , los tocó y les dijo: «Levántese y no teman.» Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús. 
Mientras bajaban del monte , Jesús les ordenó: «No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos.»