Mes: septiembre 2023

1 Octubre 2023. Comentario Bíblico.

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario. Mateo (21,28-32): Para Dios, lo que cuenta es “volver”

III.1. El evangelio de Mateo (21,28-32), con la parábola del padre y los dos hijos, es provocativo, pero sigue en la misma tónica de los últimos domingos. Se quiere poner de manifiesto que el Reino de Dios acontece en el ámbito de la misericordia, por eso los pecadores pueden preceder a los beatos formalistas de siempre en lo que se refiere a la salvación. Una parábola nos pone en la pista de esta afirmación tan determinada, la de los dos hijos: uno dice que sí y después no va a trabajar a la viña; el otro dice que no, pero después recapacita sobre las palabras de su padre y va a trabajar.

III.2. Lo que cuenta, podríamos decir, son las obras, el compromiso, recordando aquello de no basta decir ¡Señor, Señor!. El acento, pues, se pone sobre el arrepentimiento, e incluso si la parábola se hubiera contado de otra manera, en la que el primero hubiera dicho que sí y hubiera ido a lo que el padre le pedía, no cambiarían mucho las cosas, ya que lo importante para Jesús es llevar a cabo lo que se nos ha pedido. Sabemos, no obstante, que los dos hijos corresponden a dos categorías de personas: las que siempre están hablando de lo religioso, de Dios, de la fe y en el fondo su corazón no cambia, no se inmutan, no se abren a la gracia. Probablemente tienen religión, pero no auténtica fe. Por eso, por ley de contrastes, la parábola está contada con toda intencionalidad y va dirigida, muy especialmente, contra los primeros.

III.3. El acento está, justamente, en aquellos que habiéndose negado a la fe primeramente, se dejan llenar al final por la gracia de Dios, aunque esto sirve para desenmascarar a los que son como el hijo que dice que sí y después hace su propia voluntad, no la del padre. Los verdaderos creyentes y religiosos, aunque sean publicanos y prostitutas, son los que tienen la iniciativa en el Reino de la salvación, porque están más abiertos a la gracia. El evangelio ha escogido dos oficios denigrados y denigrantes (recaudadores de impuestos y prostitutas); pero no olvidemos que el marco de los oyentes también es explícito: los sacerdotes y ancianos, que dirigían al pueblo. Pero para Dios no cuentan los oficios, ni lo que los otros piensen; lo que cuenta es que son capaces de volver, de convertirse.

Fray Miguel de Burgos Núñez – (1944-2019)

1 de Octubre 2023. XXVI Domingo del Tiempo Ordinario.

Evangelio según san Mateo (Mt,21-28-32)

En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “¿Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: ‘Hijo, ve a trabajar hoy en la viña’. Él le contestó: ‘Ya voy, señor’, pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Éste le respondió: ‘No quiero ir’, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?” Ellos le respondieron: “El segundo”.

Entonces Jesús les dijo: “Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas, sí le creyeron; ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él”.

XXV Domingo del Tiempo Ordinario.Mateo (20,1-16): Comentario Bíblico.

III.1.El evangelio de Mateo nos ofrece la parábola de los obreros de la viña, una de las más significativas en el ámbito de la exposición que Jesús hacía para exponer el misterio del Reino de Dios, cómo debía hacerse presente, cómo participaba Dios mismo en este acontecimiento que afecta a la historia y a cada una de las personas que acogen su mensaje. Es una parábola que recuerda, en su resultado final, algunos aspectos a la conocida en Lc 15 como la del hijo pródigo. En realidad, se quiere hablar de la misma persona, de Dios, bien como un padre que espera a su hijo y le ofrece misericordia, bien como patrón de una viña que busca obreros durante todo el día. Los elementos intermedios, las horas, no deben distraernos del momento culminante en el que se quiere poner de manifiesto que, precisamente en el Reino de Dios, lo decisivo, como es la salvación de los hombres, no funciona con los criterios de este mundo. La narración comienza con un gár (pues, en griego), que sin duda pretende enlazar con el dicho de Jesús de Mt 19,30: “muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros”. Es un dicho de gran alcance y la parábola de nuestra narración viene a ilustrar eso que es tan desproporcionado o tan “contracultural” como hoy gusta decir en círculos exegéticos sobre cómo era y como pensaba Jesús de Nazaret.

III.2.Habría que tener en cuenta las palabras de Is 55 «mis caminos no son vuestros caminos…». No sería lógico que contrastáramos la justicia estricta que usa con los llamados a la primera hora y la misericordia o la generosidad que aplica con los últimos, pero es ahí donde está el centro del escándalo, de lo contracultural: así no se pensaba en tiempos de Jesús, ni ahora tampoco. Se piensa que es una parábola que se pronuncia a causa de las críticas de los fariseos, religiosos de toda la vida, que al final reciben lo mismo que los otros. Podría pensarse que un gran agricultor, en tiempos de cosecha, tenía necesidad de jornaleros hasta última hora para dar salida a la uva y paga bien. Pero no es eso lo que cuenta; lo que se impone es que el dueño de la viña también es generoso con los últimos que ha podido contratar. En realidad no parece que la narración exija contratar hasta última hora; es un plus que se permite el dueño de la viña, y ahí es donde se cargan las tintas. Así funciona el Reino, no el mundo, y así se hace justicia de una forma absolutamente distinta a la de cualquier otra institución. Por ello, cuando echamos mano de esta parábola para iluminar teológicamente la justicia social y la productividad, no cometemos un error, pero tampoco es lo más acertado en la lectura e interpretación de la misma.

III.3. Para entender mejor la parábola, hay que tener en cuenta que el trabajo “de sol a sol” eran doce horas, que se dividían habitualmente de tres en tres. Supongamos que de 6 de la mañana a 6 de la tarde. Los primeros jornaleros fueron contratados a las 6 de la mañana, y los últimos, a las 5 de la tarde, la undécima hora. Por eso a ellos les dice el dueño de la viña: “¿Por qué estáis aquí todo el día parados?”. Podemos imaginarnos el contexto histórico de esta parábola de Jesús en su actitud de recibir y acoger a los pecadores contra la mentalidad legalista y puritana de los controladores de las leyes de pureza y santidad. Y de la misma manera podemos suponer un contexto eclesial de la comunidad de Mateo, quien quiere explicar a algunos judeo-cristianos, que la llamada de los paganos y su respuesta generosa les ha situado en el mismo plano de la salvación que a ellos. Todo en la parábola es desconcertante y a la vez original. El gran maestro en la interpretación de las parábolas, J. Jeremías, pone de manifiesto el contraste que existe entre ésta de Jesús y una que se nos trasmite en el Talmud de Jerusalén sobre Rabí Bun bar Hiyya, quien murió joven, y el que hizo su elogio fúnebre, lo alabó porque en pocos años había hecho lo que otros en 100 años. Pero no es este el caso de la parábola de los obreros de la viña que son llamados a última hora: de éstos no se dice nada de su eficacia y dedicación.

III.4. La parábola quiere enseñar una única cosa, decisiva: «Así es Dios con respecto a la salvación». Todo lo demás no sobra, sino que viene a servir a esta idea que es verdaderamente escandalosa. Este es el Dios de Jesús; este es el mensaje radical del evangelio del reino de los cielos. En la parábola rabínica que se conoce del Talmud, el obrero es uno sólo, que llega a última hora, ha trabajado tanto como los otros que han estado más tiempo empeñados en su quehacer; en la parábola evangélica, los obreros, en plural, que han llegado a última hora, no tienen mérito alguno, pero se les ha dado lo que sin duda necesitaban para su familia y para sus vidas. Es muy posible que no merecieran ese jornal, desde el punto de vista de la justicia simple o productiva, pero desde la bondad de Dios han recibido “gratuitamente” lo que necesitaban. Así es el Dios de Jesús, así es el Dios de la salvación, así es el Dios de«mis planes no son vuestros planes, mis caminos no son vuestros caminos». Todos los jornaleros pudieron llevar a sus casas el pan de cada día, unos por justicia y otros por generosidad. Pero eso no acontece más que en el Reino de Dios, de la vida, de la salvación, del perdón, de la misericordia, de la solidaridad. He aquí lo contracultural del Dios de Jesús.

Fray Miguel de Burgos Núñez – (1944-2019)

24 de Septiembre. XXV Domingo del Tiempo Ordinario.

Evangelio según san Mateo (Mt,20,1-16)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo.

Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía a otros que estaban en la plaza y les dijo: ‘¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?’ Ellos le respondieron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. Él les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’.

Al atardecer, el dueño de la viña dijo a su administrador: ‘Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros’. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno.

Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: ‘Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor’.

Pero él respondió a uno de ellos: ‘Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?’

De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos”.

10 Septiembre 2023. Comentario Bíblico.

Mateo (18,15-20): la comunidad como experiencia de perdón y oración.

III.1.El evangelio de hoy forma parte de uno de los discursos más significativos del primer evangelio. Mateo se caracteriza por una narra­ción de la actuación de Jesús que viene alentada por una serie de discursos. En este caso, nos encontramos con el llamado «discurso eclesiológico» porque se contemplan en él las normas de comportamiento básicas de una comunidad cris­tiana: perdón, comprensión, solidaridad. Hoy aparece lo que se ha llamado la corrección fraterna, el tema del per­dón de los pecados en el seno de la comunidad, y el valor de la oración común.

III.2. La corrección fraterna es muy importante, porque todos somos pecadores, y tenemos un cierto derecho a nuestra intimidad. Pero se trata de pecados graves que afec­tan a la comunión, y para ello se debe seguir una praxis de admonición, con ne­cesidad de testigos, para que nadie sea expulsado de la comunidad sin una ver­dadera pedagogía de caridad y de comprensión. El poder de «atar y desatar», que en Mt 16 (hace dos domingos) se confería a Pedro, completa lo que allí se dijo: es en la comunidad donde tiene todo sentido el perdón de los pecados. Eso exige dar oportunidades, para que no sea el puritanismo lo específico de una comunidad, como muchas lo han pretendido a lo largo de la historia de la Iglesia. ¡No! No es el puritanismo lo esencial, aunque nuestro texto se resiente de ello, sino ofrecer a los que se han equivocado e incluso ofendido a la comunidad, la oportunidad nueva de integrarse solidaria y fraternalmente en ella. Si leemos el texto en clave disciplinar y jurídica, entonces habremos rebajado mucho el valor evangélico de la comunidad.

III.3. De la misma manera, la oración común enriquece sobremanera nuestra oración personal. Eso no excluye la necesidad de que tengamos experiencias de perdón y de oración personales, pero hay más sentido cuando todo ello se integra en la comunidad. La religión enriquece la dimensión social de la persona humana. Sin duda que estos aspectos tienen otros matices e interpretaciones, pero la dimen­sión comunitaria es la más rica en consecuencias.

Fray Miguel de Burgos Núñez – (1944-2019)

10 Septiembre 2023. XXIII Domingo del Tiempo Ordinario.

Evangelio según san Mateo (Mt 18, 15-20)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano.

Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.

Yo les aseguro también, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos”.

3 de Septiembre 2023. Comentario Bíblico.

Mateo (16,21-27): El seguimiento liberador de Jesús.

III.1. El evangelio de hoy, de Mateo, es la continuación de lo que se nos narraba el domingo pasado sobre la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo. Las cosas cambian mucho desde aquella confesión de fe, aunque el texto del evangelio las presenta sin solución de continuidad. Jesús comienza a anunciar lo que le lleva a Jerusalén y la previsión de lo que allí ha de suceder, como le había sucedido a todos los profetas; como Jeremías, estaba decidido a proclamar la Palabra de Dios por encima de todas las cosas. Jesús ve claro, porque a un profeta como él no se le escapa nada, aunque la formulación de este anuncio de su pasión se haya formulado así, después de los acontecimientos.

III.2. Pedro, como los otros discípulos, no estaba de acuerdo con Jesús, porque un Mesías no debía sufrir, según lo que siempre se había enseñado en las tradiciones judías; eso desmontaba su visión mesiánica. Entonces recibe de Jesús uno de los reproches más duros que hay en el evangelio: el Señor quiere decirle que tiene la misma mentalidad de los hombres, de la teología de siempre, pero no piensa como Dios. Y entonces Jesús mirando a los que le siguen les habla de la cruz, de nuestra propia cruz, la de nuestra vida, la de nuestras miserias, que debemos saber llevarla, como él lleva su cruz de ser profeta del Reino hasta las última consecuencias. No es una llamada al sufrimiento ciego, sino al seguimiento verdadero, el que da identidad a los que no se acomodan a los criterios de este mundo.

III.3.Pedro quiere corregir al profeta con un mesianismo fácil, nacionalista, tradicional, religiosamente cómodo. Y Jesús le exige que se comporte como verdadero discípulo. La expresión “detrás -opísô- de mí, Satanás”, (vendría a significa algo así como: “no estés detrás de mi como Satanás”) es decir, que no lleve la iniciativa de su vida. Es una expresión que se puede traducir con toda la energía de un rechazo: “¡Vete! y no vengas conmigo como si fueras Satanás”; “¡quítate de mi vista!”.Pero también ven algunos que el rechazo de Pedro “vete de mi vista” (hýpage: expresión semejante a la de las tentaciones Mt 4,10), estaría “compensado” en este texto con una invitación a ir detrás, a seguirle (el opísô moû). En la mentalidad de la época Satanás representa lo contrario del proyecto de Dios, el Reino, predicado por Jesús, que es, a su vez, causa de su vida y de su entrega.

III.4. Jesús, en nombre de Dios, quiere llevar la iniciativa de su vida, de su entrega y caminar hasta Jerusalén. Y eso es lo que pide también a sus discípulos: seguirle y que tomen la iniciativa de su propia vida (el texto dice, con razón, “su cruz”). No es la cruz de Jesús la que hay que llevar, sino nuestra propia cruz. Jesús está decidido a llevar la “cruz” del Reino de Dios como causa liberadora para el mundo. Pedro, y todos nosotros, estamos invitados a asumir “nuestra cruz” en este proceso de identificación con la vida y la causa de Jesús. El reproche a Pedro, como si sus ideas fueran las de Satanás, se explicitan en la expresión dialéctica “las cosas de Dios versus las cosas de los hombres” (tà toû theoû allà tà tôn anthôpôn). Porque Pedro, al rechazar la “pasión” de quien consideraba el Mesías, estaba mostrando los mismos intereses nacionalistas de la religiosidad judía de la época (esas son las ideas de los hombres). La cruz de Jesús era llevar a cabo la voluntad de Dios con todas sus consecuencias (esas son las cosas de Dios en el texto).

III.5.La identificación, en el texto, entre cruz y vida personal es indiscutible. La cruz es signo de lo ignominioso y de crueldad para los hombres. Pero desde una perspectiva de “martirio”, de radicalidad y de consecuencia de vida, la cruz es el signo de la libertad suprema. Lo fue para Jesús en su causa de Dios y de su Reino y los es para el cristiano en su opción evangélica y sus consecuencias de vida. Y muchas veces, nuestra vida, es una cruz, sin duda. Pero se ha de aseverar con firmeza que la vida cristiana no es estar llamados a “sacrificarse” tal como se entiende ordinariamente, sino a ser felices en nuestra propia vida, que es un don de Dios y como tal hay que aceptarla. Y si en esa vida no es oro todo lo que reluce, también hay que amarla y transformarla con decisión profética. No basta con afirmar que el discípulo está llamado a sacrificarse y martirizarse como ideal supremo, porque tampoco Jesús deseó y buscó su muerte en la cruz que le dieron, sino que le vino como consecuencia de una vida radicalmente de amor y de entrega a los demás. Pues de la misma manera deben ser sus discípulos. El ideal supremo es amar la vida como don de Dios y llevarla a plenitud. Pero por medio “está siempre Satanás” (expresión mítica, sin duda) que nos aleja del don de la vida verdadera.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

 

3 septiembre 2023. XXII Domingo del Tiempo Ordinario.

Evangelio según san Mateo ( Mt 16, 21-27)

En aquel tiempo, comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.

Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:
«¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».

Jesús se volvió y dijo a Pedro:
«Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».

Entonces dijo a los discípulos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.

Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.

¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?

Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»