Autor: alberto

7 de Marzo. Jesús busca una religión de vida

III.1. El relato de la expulsión de los vendedores del templo, en la primera Pascua “de los judíos” que Juan menciona en su obra, es un marco de referencia obligado del sentido de este texto joánico. En el trasfondo también debemos saber ver las claves mesiánicas con las que Juan ha querido presentar este relato, teniendo en cuenta un texto como el de Zac 14,21 (el deutero-Zacarías) para anunciar el día del Señor. Es de esa manera como se construyen algunas ideas de nuestro evangelio: Pascua, religión, mesianismo, culto, relación con Dios, vida, sacrificios. Jesús expulsa propiamente a los animales del culto. No debemos pensar que Jesús la emprende a latigazos con las personas, sino con los animales; Juan es el que subraya más este aspecto. Los animales eran los sustitutos de los sacrificios a Dios. Por tanto, sin animales, el sentido del texto es más claro: Jesús quiere anunciar, proféticamente, una religión nueva, personal, sin necesidad de “sustituciones”. Por eso dice: “Quitad esto de aquí”. No se ha de interpretar, pues, como un acto político-militar como se hizo en el pasado. Es, consideramos, una profecía “en acto”.

III.2. El evangelio de Juan, pues, nos presenta esa escena de Jesús que cautiva a mentes proféticas y renovadoras. Desde luego, es un acto profético y no podemos menos de valorarlo de esa forma: en el marco de la Pascua, la gran fiesta religiosa y de peregrinación por parte de los judíos piadosos a Jerusalén. Esta es una escena que no debemos permitir se convierta en tópica; que no podemos rebajarla hasta hacerla asequiblemente normal. Está ahí, en el corazón del evangelio, para ser una crítica de nuestra “religión” sin corazón con la que muchas veces queremos comprar a Dios. Es la condena de ese tipo de religión sin fe y sin espiritualidad que se ha dado siempre y se sigue dando frecuentemente. Ya Jeremías (7,11) había clamado contra el templo porque con ello se usaba el nombre de Dios para justificar muchas cosas. Ahora, Jesús, con esta acción simbólico-profética, como hacían los antiguos profetas cuando sus palabras no eran atendidas, quiere llevar a sus últimas consecuencias el que la religión del templo, donde se adora a Dios, no sea una religión de vida sino de… vacío. Por eso mismo, no está condenando el culto y la plegaria de una religión, sino que se haya vaciado de contenido y después no tenga incidencia en la vida.

III.3. No olvidemos que este episodio ha quedado marcado en la tradición cristiana como un hito, por considerarse como acusación determinante para condenar a muerte a Jesús, unas de las causas inmediatas de la misma. Aunque Juan ha adelantado al comienzo de su actividad lo que los otros evangelios proponen al final (Mc 11,15-17; Mt 21,12-13; Lc 19,45-46), estamos en lo cierto si con ello vemos el enfrentamiento que los judíos van a tener con Jesús. Este episodio no es otra cosa que la propuesta de Jesús de una religión humana, liberadora, comprometida e incluso verdaderamente espiritual. Aunque Juan es muy atrevido, teológicamente hablando, se está anunciando el cambio de una religión de culto por una religión en la que lo importante es dar la vida los unos por los otros, como se hace al mencionar el «cuerpo» del Jesús que sustituirá al templo. Aquí, con este episodio (aunque no sólo), lo sabemos, Jesús se jugó su vida en “nombre de Dios” y le aplicaron la ley también “en nombre de Dios”. ¿Quién llevaba razón? Como en el episodio se apela a la resurrección (“en tres días lo levantaré”), está claro que era el Dios de Jesús el verdadero y no el Dios de la ley. Esta es una diferencia teológica incuestionable, porque si Dios ha resucitado a Jesús es porque no podía asumir esa muerte injusta. Pero sucede que, a pesar de ello, los hombres seguimos prefiriendo el Dios de la ley y la religión del templo y de los sacrificios de animales. Jesús, sin embargo, nos ofreció una religión de vida.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019

28 de Febrero. “ Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo ”

En este segundo domingo de cuaresma las lecturas nos presentan unos caminantes en tensión. Por un lado, Abrahán que junto a Isaac camina hacia el monte Moría, por otro lado, Jesús lleva a Pedro, Santiago y Juan al monte Tabor. Leídos en el contexto de la cuaresma es claro que ambos relatos nos indican lo difícil y desafiante que es el camino de la vida. Un camino que no recorremos solos, sino que Dios está a nuestro lado. Para Abrahán esta subida es renuncia que implica una gran confianza. En él la fe es confianza vivida esperanzadamente. No hay confianza sin esperanza, ni esperanza que no sea confiada. El filósofo danés Soren Kierkegaard describe, en su libro Temor y temblor, los pensamientos y sentimientos que afloran en Abrahán como hombre religioso que confía. Para los discípulos de Jesús la subida al monte tiene lugar entre los dos anuncios de la Pasión que realiza Jesús.

La montaña, entendida como metáfora religiosa, implica esfuerzo, empeño, purificación, en donde solo es necesario lo imprescindible. Alcanzar la cima implica superación. Al mismo tiempo la montaña es lugar privilegiado de búsqueda, encuentro y escucha con nosotros mismos y con Dios.

En esta cuaresma tal vez sea preciso salir de nuestras rutinas, esforzarnos por subir y contemplar las dificultades de la vida como parte de un camino que nos permitirá tener una mirada más nítida de la existencia. Como nos recordaba Pablo en la segunda lectura: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? (Rm 8,31b). Es tiempo de fe confiada.

Los protagonistas no bajan de la misma manera, algo ha cambiado en ellos. Sus corazones tienen una nueva esperanza. “La esperanza nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive. Nos habla de sed, de una aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida lograda, de un querer tocar lo grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia cosas grandes.” (Fratelli tutti 55)

Esta nueva mirada cambia nuestra idea de Dios, cambia nuestra vida, se transfigura. Entonces vivimos el presente con confianza y miramos el futuro con esperanza.

Fray Edgardo César Quintana O.P.
Casa Ntra. Sra. del Rosario (Montevideo)

Arzobispo advierte a Biden: deje de decir que es católico devoto

Joe Biden alega ser católico devoto pero atenta contra los principios fundamentales de la Iglesia. (EFE)

Joe Biden debería dejar de definirse como “católico devoto” debido a su apoyo abierto a la legalización del aborto, exclamó el arzobispo Joseph Naumann.

“Cuando dice que es un católico devoto, los obispos tenemos la responsabilidad de corregirlo. Aunque la gente le ha dado poder y autoridad a este presidente, él no puede definir qué es ser católico y qué es la enseñanza moral católica”, dijo en entrevista con Catholic World Report.

“Lo que está haciendo ahora es usurpar el papel de los obispos y confundir a la gente”, agregó Naumann.

«Sería un enfoque más honesto de su parte decir que no estaba de acuerdo con su Iglesia en este importante tema y que estaba actuando en contra de las enseñanzas de la Iglesia», continuó.

El arzobispo de Kansas City es además el presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

Naumann reclama la inconsistencia de que Biden se declare católico mientras pretende obligar a la gente a apoyar el aborto con el dinero de sus impuestos.

Biden, per Naumann, “should stop defining himself as a devout Catholic.”https://t.co/25eDZ9iNo6
Via – @NeonNettle#NeonNettle

— Ted Abram (@TedAbram1) February 20, 2021

Esto lo dice porque la presente administración demócrata no solo apoyo la legalización del aborto sino que pretende volverlo una campaña internacional y financiarlo con el dinero de los contribuyentes dentro y fuera de casa.

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Comentario. I Domingo de Cuaresma

“ Está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio ”
Jesús, después de estar cuarenta días sufriendo y superando la dureza de las tentaciones en el desierto, hace su aparición en Galilea anunciando que se ha cumplido el tiempo y que está cerca el Reino de Dios. Por eso nos hace una invitación a convertirnos y a creer en el Evangelio. A pesar de ese mensaje de conversión, los hombres todavía seguimos retando y poniendo a prueba a Dios ante las diversas adversidades con las que nos vamos encontrando cada día.

¿Soy yo también de esos que se dejan llevar por la tentación y dudo de la fuerza sanadora de Dios, o por el contrario, me agarro a las herramientas que el mensaje de Jesús nos ha transmitido: ayuno, oración y la Palabra de Dios, para superar las tentaciones como Jesús las venció?.

Fr. Luis Martín Figuero O.P.
Comunidad Virgen de la Vega. Babilafuente (Salamanca)

Comentario al Evangelio. VI Domingo del Tiempo Ordinario.

Buena parte del mundo celebra hoy dos acontecimientos disímiles: el domingo de carnaval y el día del amor y la amistad. Amor con distancia y amistad con mascarilla… toda una imagen paradojal de nuestro tiempo. El amor y la amistad son valores universales, todo corazón aspira a un amor sincero y toda existencia suspira por una auténtica amistad. El tener un día que nos lo recuerde refuerza este deseo y amarra esta esperanza. Hemos sido creados por Dios para la comunicación y el vivir en sociedad. Ahora ya lo sabemos: vivir en soledad impuesta, o en confinamiento obligatorio, es una verdadera desgracia.

Cuando Jesús inició su ministerio público, cuando abandonó Nazaret y su supuesta carpintería, cuando se encontró con el drama de la complejidad de la existencia humana y de las tramas de sus relaciones, se indignó por algunas de las diversas situaciones que encontró. Una de ellas fue la que se nos narra en el Evangelio de este domingo: la de aquellos que son excluidos socialmente a causa de sus enfermedades y dolencias, el drama de los que son rechazados por tener el cuerpo llagado y quebrantado y provocar por ello, con su sola presencia, repulsión.

Una de las imágenes más impactantes del Papa Francisco fue con motivo de su encuentro con un hombre con el rostro totalmente desfigurado. La expresión del Papa no fue de asco o de rechazo, al contrario, lo abrazó con ternura, sencillez y delicadeza, como para que no se quebrara más en su fragilidad. Esa es, en mi opinión, la imagen más nítida y perfecta a la que estamos llamados todos los cristianos: abrazar y acoger con misericordia a los llagados, deformes y enfermos de este mundo, a mirar a la cara, a los ojos, con compasión y fraternidad a los que viven en los márgenes de nuestras existencias cotidianas.

Fray Manuel Jesús Romero Blanco O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)

Comentario Bíblico , Marcos (1,29-39): El evangelio “cura” las miserias

III.1. El evangelio de hoy es la continuación de lo que se había iniciado el domingo pasado con la actuación de Jesús en la sinagoga de Cafarnaún. Y lo que quiere ponerse de manifiesto es que aquella enseñanza liberadora que se hizo en el ámbito del lugar sagrado y en el día del sábado, no puede quedar petrificado allí. En la vida de cada día, enfermedad, muerte, opresión -como ha entonado desesperadamente Job-, nos acechan continuamente, pero Jesús ha venido para traer el evangelio liberador. Con su actitud desafiante, que se relata aquí como un ciclo de actuaciones de su vida, está poniendo en su sitio lo que debe ser el mensaje liberador de las buenas noticias. La enfermedad no es consecuencia del pecado; lo más santo y sagrado no esta cegado para nadie; Dios mismo busca a todas estas personas para llevarles esperanza. Eso es lo que significa esta jornada, jornada teológica, por otra parte, de Jesús en Cafarnaún.

III.2. La enseñanza con autoridad (exousía) de la que se hablaba en la escena de la sinagoga ha salido, pues, de lo sagrado y llega a la vida de cada día. Lo sagrado, lo religioso, lo espiritual tiene que ser humano. A Jesús, con fama de taumaturgo, le llevan todos los enfermos. Ya se sabe lo que es la gente para estas cosas y más en aquella sociedad y con aquella mentalidad. Pero no se trata solamente de la pura milagrería, sino de la pasión por ser feliz que todos llevamos en nuestro corazón. Jesús rompe todas las normas, entra en las casas, toca a los enfermos, aunque sean mujeres, sale a las puertas de la ciudad. La fuerza irresistible, así lo ve Marcos, de evangelio ya no la pueden manejar las autoridades a su antojo. Las sanaciones de Jesús se explican en las coordenadas de aquella mentalidad popular. Jesús “enseña” que hay que sanar a los enfermos (hoy lo hace la medicina) y una sanación “milagrosa” no tiene por qué ser más importante que lo que Dios quiere que se haga por el conocimiento de la naturaleza. Pero Dios pide, para todos los curados y liberados de sus males una fe y una esperanza que es la fuerza del evangelio.

III.3. El evangelista Marcos sabe que Jesús tenía que buscar una fuerza poderosa en la oración y en la intimidad con Dios, para decir y hacer lo que hizo en aquella “jornada”: ir a las casas, a los lugares públicos como la puerta de la ciudad, para liberar a los hombres de sus males. Ese y no otro, es el proyecto de Dios. Y aunque Jesús aparezca aquí como un taumaturgo, o algunos lo confundan con un milagrero que busca su fama (sus mismos discípulos así lo entendieron al principio), Jesús sabe retirarse para buscar en Dios la fuerza que le impulse a llevar el evangelio por todos los pueblos y aldeas de Galilea. En definitiva, el evangelio está frente a las miserias de la vida. Se ha hecho notar, con razón, que Jesús viene de parte de Dios como solidario con nuestras miserias. Pero además, en una lectura más en profundidad se nos muestra a Jesús luchando contra un sistema de vida y de ideas: los enfermos, los pobres, los marginados nos evangelizan; a ellos se acerca Jesús y con ellos nos llega a nosotros el evangelio.
Fray Miguel de Burgos Nuñez.

Comentario Bíblico. Marcos (1,21-28): Las Buenas noticias de Dios, “desdemonizan”, es decir, liberan.

III.1. El evangelio de Marcos nos presenta la primera actuación de Jesús después de haber llamado a los discípulos. Entran en Cafarnaún y después en la sinagoga. Este es un relato que forma parte de un conjunto teológico, formal y literario, que se conoce como la “jornada de Cafarnaún (1,21-3,6)”. El evangelio de hoy es digno de consideración y de reflexión porque casi siempre se ha leído de una forma neutral o insustancial. Pero esta escena tiene mucho de programa en el evangelio de Marcos. Cuando en Mc 1,14-15 se anunciaba el tiempo nuevo, es ahora cuando se va a describir por qué es verdaderamente nuevo y cuál es su alcance. Los personajes son la “gente” y un “endemoniado”, es decir, los sencillos y los oprimidos. No tendría sentido que tratemos de identificar la “patología” de este enfermo, porque yo considero que la “patología”, además de psicológica, viene a ser espiritual y teológica y, por lo mismo, no menos humana.

III. 2. Comienza en el día del sábado, dedicado al descanso para escuchar la palabra de Dios. Varias cosas debemos retener de esta narración: Jesús es invitado a comentar las Escrituras, y desde el comienzo, su enseñanza provoca la admiración, con toda seguridad por lo que dice. La gente le reconoce «autoridad» (exousía), cuando sabemos que Jesús no se había formado a los pies de un rabino, sino que todo lo sacaba de sí mismo, desde su experiencia interior. Ello pone de manifiesto que está en sintonía profética con Dios, y, por lo mismo, que se está cumpliendo lo previsto en el texto de Dt 18. Debemos entender que aquí la autoridad tiene ese sentido de fuerza profética que no se puede aprender en escuela alguna ni con ningún maestro de la ley. Al principio y al final del relato el coro de la gente se hace testigo de algo nuevo e inaudito. El “exorcismo”, como centro del relato, es la excusa “histórica” para que la gente respire con la llegada de este profeta a la sinagoga.

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Comentario Bíblico. Marcos (1,14-20): “Convertirse es creer en el Evangelio”

III.1. EL evangelio de hoy, de Marcos, tiene dos partes. La primera (vv.14-15), un sumario o síntesis, centrada en lo que es el programa de Jesús cuando vino a Galilea: el evangelio de Dios. Jesús viene a proclamar buenas noticias -eso significa evangelio-, de parte de Dios. Ello supone, pues, el anuncio de un tiempo nuevo y la llegada del Reino de Dios. El segundo elemento determina al primero: el tiempo es nuevo porque el reino de Dios ha comenzado. El tiempo es nuevo porque la soberanía de Dios sobre las miserias del hombre ha de ponerse de manifiesto. Este es el empeño fundamental de Jesús: hacer posible que ese Reino, que no es un territorio, ni un poder violento o material, llegue a los hombres. Dios se compromete profundamente, por medio de Jesús, en hacer posible ese Reino de liberación y de gracia. Pero también, por nuestra parte, se necesitan respuestas: convertíos y creed en el evangelio. Eso es lo que Jesús pedía y eso es lo que se nos pide aún. Ser cristianos, pues, debe significar que en este mundo de miserias, el evangelio, como buena noticia para los que sufren, está en acción.

III.2. Si analizamos a fondo este sumario, podremos darnos cuenta de su importancia. El redactor lo pone al principio de todo, de la predicación de Galilea, porque está convencido de que cuando Jesús comienza a predicar ha llegado el tiempo nuevo tanto tiempo esperado por el pueblo de Israel. Y el tiempo es nuevo  porque Jesús trae “buenas noticias” de parte de Dios, lo que se centra en ese concepto abarcante del “reino o reinado de Dios” (basileia tou theou). Jesús quiere decir que es Dios quien toma las riendas de esta historia  y ya no deben ser los hombres “soberanos” y “reyes” quienes han de imponer a otros sus caprichos y sus leyes. Dios entrega salvación y liberación por medio del profeta de Galilea. Hacía mucho tiempo que no se oía una voz profética en Israel, porque los “soberanos” de turno lo habían impedido. La soberanía de Dios también implicaba que se oyera una voz profética para interpretar la historia de las miserias humanas de otra forma y de otra manera.

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Comentario Bíblico. Evangelio: Juan (1,35-42): ¿Dónde habitas?

III.1. El evangelio de hoy nos presenta la forma en que Jesús acogió a sus primeros discípulos. No se hace por medio de una llamada concreta de Jesús, – como sucederá después con Felipe, Jn 1,43ss-, sino de otra forma distinta. Probablemente en el evangelio de Juan hay una intencionalidad manifiesta: el paso de los discípulos del Bautista a Jesús. Es una escena que viene después de la presentación que Juan el Bautista ha hecho de Jesús a sus seguidores. Por eso, como respuesta inmediata, dos de esos discípulos (uno de ellos se identifica como Andrés, el hermano de Pedro), se interesan por la vida de Jesús. De ahí la pregunta: “Maestro ¿dónde habitas?”. No es necesario entrar en la cuestión del “otro” discípulo, que, desde luego, no es necesario identificar con el discípulo amado, y tampoco a éste con Juan el hijo del Zebedeo en cuanto autor de este evangelio, como muchos han defendido y siguen defendiendo. El evangelista subrayaba así que Juan el Bautista había cumplido su misión; ésta había terminado, y sus seguidores debían atender a aquél que él llama el «Cordero de Dios». No podemos establecer con seguridad los puntos históricos de esta narración. No sabemos a ciencia cierta si eso fue así, ya que la tradición de los evangelios sinópticos parece más primitiva y nos habla de la llamada directa de Jesús a Pedro y a su hermano Andrés, para que dejaran sus redes y le siguieran.

III.2. ¿Dónde vivía Jesús? No se nos dice en el relato, porque su intención es poner de manifiesto que su modo de vida es lo que se describirá a lo largo del evangelio. Han visto ya algo que fascina a estos discípulos, para dejar al Bautista y seguir a Jesús, y comunicar la noticia al mismo Pedro. Con ello, el Bautista no se encuentra desairado, porque en otro momento él mismo dice: «es necesario que El crezca y que yo disminuya» (Jn 3,30). Así, pues, una vez que Juan el Bautista ha cumplido la misión que le correspondía –según se piensa en la tradición cristiana que Juan, como los sinópticos, recoge-, llega el momento de “seguir” a Jesús, de vivir con él, de contemplar su morada. El simbolismo del evangelio joánico enriquece verdaderamente esta escena sobre la iniciativa de los discípulos. No los ha llamado el Maestro, pero Juan sí les ha trazado el camino. A veces, alguien puede descubrirnos nuestra “vocación”; lo importante es saber discernir y poder dedicarse a ello.

III.3. El encuentro de Pedro, con Jesús, es presentando en Juan de una forma muy particular, distinta a los sinópticos. Aquí se adelanta su hermano Andrés en su decisión a seguir al Maestro. Pero lo que importa siempre es la disposición. El que Pedro reciba un nombre nuevo “Kefas”(piedra), con todo lo que ello significa, forma parte también del misterio vocacional. Un nombre nuevo es un destino, un camino, una vida nueva, una misión. Todo esto está sugerido en esta escena vocacional. Desde luego, aceptar a Jesús, su vida, su ideas y su experiencia de Dios, no puede dejarnos donde estábamos antes. Todo ha de cambiar, sin que haya que exagerar actitudes espirituales o morales. Seguiremos a Jesús y su evangelio, y volveremos a sentir la necesidad del perdón y de la gracia, porque la debilidad nos acompaña siempre. Pero con un nombre nuevo se nos dice que el horizonte de nuestra existencia es Aquél que trae la luz y la vida al mundo, como se pondrá de manifiesto en todo el evangelio joánico.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)