Autor: alberto

Asamblea anual ordinaria de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).

IGLESIA CATÓLICA | Durante instalación de Asamblea Anual

Diego Padrón: Cada día el venezolano siente más la crisis en carne propia

El presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana dijo que la crisis que atraviesa el país se origina en la pérdida de valores morales republicanos y en "la naturaleza y desempeño del sistema que nos gobierna.

ENDER MARCANO |  EL UNIVERSAL

miércoles 7 de enero de 2015  12:25 PM

imageRotateCaracas- En la sesión de instalación de la Asamblea Anual Ordinaria de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), su presidente, monseñor Diego Padrón, indicó que actualmente el país vive una crisis sin precedentes que se origina en la pérdida de valores y en la naturaleza y desempeño del sistema de gobierno. Para salir de la misma la iglesia católica considera indispensable retomar el diálogo y el concurso de todos los sectores del país.
"El pueblo está consciente de que Venezuela atraviesa una crisis global de enormes proporciones, cuyos niveles sobrepasan cualquier crisis anterior y que toca profundamente todas las dimensiones de la vida del país. Cada día el venezolano siente más la crisis en carne propia, una crisis de carácter ético- político y económico social", dijo Padrón durante sus discurso.
Padrón responsabilizó de la crisis en primer lugar a la "pérdida de los valores morales republicanos". "Y por otro en la naturaleza y desempeño del sistema que nos gobierna. Se ha perdido el respeto a las personas y a las instituciones, pero también a los principios de legalidad, legitimidad y moralidad que son los que sustentan el entramado jurídico, legal y constitucional", agregó el prelado
El también arzobispo de Cumaná indicó que desde el gobierno nacional se ha impulsado la división en el país, lo cual ha devengado en violencia. "El sistema político dominante ha impulsado constantemente la división ideológica y social entre los diversos sectores del país, lo cual predispone los ánimos para la violencia y la agresividad. La violencia ha sido y ha seguido siendo motivada por filosofía del sistema. La pobreza avergonzante a la que el sistema ha llevado al país es causa de violencia", sostuvo Padrón.
Como parte de la crisis que atraviesa el país el vocero de la CEV recordó las deficiencias en los servicios básicos como la salud, la inseguridad social y jurídica, el desabastecimiento "en todos los rubros, la escasez de empleo digno y justo", a lo cual sumó la "crisis económica que paraliza al país". También se refirió a la "criminalización de la protesta pacífica y la persecución de la disidencia política". 
Ante este panorama el vocero de la iglesia católica también criticó la falta de proyecto alternativo por parte de los partidos políticos opositores. "Ante la magnitud de la crisis los partidos políticos no han sabido ofrecer un proyecto alternativo de democracia eficiente. La crisis de los partidos es más de afecto que de ideología, más de agendas y proyectos personalistas que de estrategias. Tal crisis en la dirigencia impide visión de bien común y la concreción de un proyecto en el que puedan participar todos los sectores sin exclusiones", zanjó Padrón.
El presidente de la CEV agregó que desde esa instancia se propone retomar el diálogo nacional "donde se provean resultados coherentes para el país". "Planteamos nuevamente el diálogo del Gobierno conb los sectores del país", señaló Padrón, quien considera que "la crisis necesita del concurso de todos los sectores". "En la fuerza está la unión, como dice nuestro Himno Nacional".

4 de Enero–II Domingo de Navidad.

Lectura del santo evangelio según san Juan (Jn 1, 1-18)

En el principio ya existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo,
y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan:
éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz,
para que por él todos vinieran a la fe.
No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino, y en el mundo estaba;
el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios,
si creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal,
ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria:
gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Éste es de quien dije:
"El que viene detrás de mí pasa delante de mí,
porque existía antes que yo."»
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés,
la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás:
Dios Hijo único, que está en el seno del Padre,
es quien lo ha dado a conocer.

28 de Diciembre–La Sagrada Familia.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (Lc 2, 22-40)2

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.»
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
–«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre:
– «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

25 de Diciembre–Jueves, Natividad del Señor.

Evangelio según san Juan (Jn 1,1-18)

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra habla vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, ,que alumbra a todo hombre. Al inundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: “El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.”» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

24 de Diciembre. Navidad.

Evangelio según san Lucas (Lc  1,67-79)

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»

Navidad. 23 de Diciembre.

Evangelio según San Lucas Lc 1,57-66)

Por aquellos días le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un hijo. Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella.

A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: “ No. Su nombre será Juan” Ellos le decían: “ Pero si ninguno de tus parientes se llama así”.

Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara el niño. Él pidió una tablilla y escribió: “ Juan es su nombre”. Todos se quedaron extrañados. En ese momento Zacarías se le soltó la lengua, recobró el habla y empezó a bendecir a Dios.

Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos, y en toda Judea se comentaba este suceso. Cuando se enteraban de ello se preguntaban impresionados “Qué va a ser de este niño?” Esto lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él.

21 de Diciembre–IV Domingo de Adviento /B

Evangelio según san Lucas (Lc 1,26-38)

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo:
– «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú eres entre las mujeres.»
Al oír estas palabras ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo:
– «No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y dar a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y  será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos, y su reinado no tendrá fin.»
María le dijo entonces al ángel
– «¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen ?»
El ángel le contestó:
– «El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el Santo que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no nada hay imposible para Dios .»
María contestó:
– «Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho.»
Y el ángel se retiró de su presencia.