Categoría: Comunidad

Comunidades activas en la Parroquia

XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario. Comentario.

Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas

Introducción.

En este domingo XXXIII del tiempo Ordinario, queridos internautas. Las lecturas nos orientan al camino de la verdad. Como bien proclama la lectura de Malaquías 3, 19-20, si tratamos a nuestros cercanos con hostilidad, con engaños, mentiras… no seremos hijos del Padre misericordioso y no caminaremos en la luz.

La 2 a los Tesalonicenses de Pablo nos interpela a todos y a cada uno de nosotros a que seamos honrados y trabajadores por el reino, que nuestros pensamientos estén siempre puros, obrando y dando ejemplo. Y este ejemplo no hace falta divulgarlo (o anunciarlo) a los cuatro vientos, sino en lo secreto.

El Evangelio de Lucas es considerado como mensaje apocalíptico, en vez de meternos miedo, nos recuerda que tenemos que buscar siempre el bien del reino. Buscar el bien del reino es hacer caso a la primera lectura de Malaquías 3, 19-20 y la 2T 3, 7-12 de Pablo, obrar con el bien, tratando a nuestros hermanos con amor, y que nuestro trabajo lo encaminemos para la edificación del nuevo reino que Jesús vino a restaurar. Se vale Dios de ti y de mí para que se le reconozca en la tierra como el Dios de la vida y de la luz. Eres el elegido para que el reino funcione con amor.

Fr. Salvador Becoba Raso O.P.
Convento de Santo Tomás de Aquino (Sevilla)

Muerte y discapacidad agobian a pacientes crónicos en el país.

Un sistema de salud público sin garantía de insumos, sin atención primaria para prevenir enfermedades, sin especialistas, sin seguridad de suministro de tratamientos de alto costo, sin equipos para exámenes especializados; todo eso tiene a los pacientes renales, oncológicos y de esclerosis múltiple con la vida colgando de un hilito. Saben que tales carencias los puede llevar a la discapacidad o la muerte.

Guiomar López | LA PRENSA DE LARA

“El Estado no está garantizando el derecho a la salud y a la vida que reza la Constitución Nacional, cuando ni siquiera se ofrece el nivel preventivo”, señala René Rivas, presidente del Colegio de Médicos de Lara, al precisar que ese primer nivel serviría para evitar las patologías crónicas, las cuales pueden empezar por las complicaciones de diabéticos, hipertensos y con problemas coronarios que pueden terminar hasta en la fatalidad sin el control pertinente.

Los pacientes crónicos tienen doble padecimiento, la enfermedad y la dificultad para tener el diagnóstico, después el dinero mensual —que en los oncológicos alcanza alrededor de $4000— para cubrir el tratamiento que no llega con regularidad en las farmacias de alto costo del seguro social (IVSS).

Rechaza la contradicción que ocurre cuando se habla de la salud gratuita, pero no se ofrece la atención primaria, consultas de especialistas que —de lograrse— es a varios meses de espera y falta de medicamentos, así como equipos. Lamenta que se trata de un riesgo al que están sometidos desde jóvenes quienes deben dejar de trabajar por la enfermedad y con más vulnerabilidad en adultos mayores, con un ingreso de pensión que ni siquiera les permite cubrir el 10% de tratamiento.

Como un “turismo oncológico”, así define Milagros Seijas, de la Fundación de Pacientes Oncológicos de Venezuela en Lara, las vueltas que deben dar para conseguir las radioterapias gratuitas en otros estados o fuera del país. En servicios privados sobrepasan los $3.000 por 25 a 30 sesiones de radioterapias. “En Lara no hay dolientes para el paciente con cáncer”, dijo Seijas. Deben recurrir a la bondad de centros de salud públicos en Caracas, Maracay, Maracaibo, Mérida y otras ciudades”. Eso es una de las causas del 30% de mortalidad en Lara.

Señala que conocen alrededor de 300 pacientes y ha muerto entre 80 a 90 este 2022. Admite que se desesperan y algunos han recibido tratamiento vencido en la farmacia de alto costo con riesgo a sufrir los efectos secundarios.

El panorama es parecido en los renales. Héctor Colmenares, diputado y presidente de la Fundación Amigos del Paciente Renal en Lara (Fundaprel), dijo que en este año han muerto 198 pacientes y podría llegar a 220 al final del año. Sufren por estar mal dializados, acumular toxinas y líquidos que terminan en neumonía, complicaciones coronarias, Accidente CerebroVascular (ACV), infección por bacterias que ingresan a través del catéter, grave descontrol de la tensión arterial y por la falta de órganos para trasplantes.

La esclerosis múltiple es otra enfermedad que causa estragos. Ha causado discapacidad a la mitad de los 250 pacientes registrados en Venezuela. Miguel Perozo, de la asociación que se ocupa de esta enfermedad en Lara, dijo que el choque entre el sistema inmunológico y el nervioso los condena a complicaciones. Tenían seis años sin tratamiento fijo, lo cual los empeoró y en la actualidad en el IVSS se consiguen interferones genéricos (que ayuda al sistema inmunitario), ideales para los inicios de la esclerosis múltiple. Los avanzados no tienen opciones y se les dificulta la rehabilitación.

Muchos esperan por operación

Colmenares, como diputado del CLEL, conoce de más de 150 solicitudes de ayudas entregadas al legislativo, debido a la tardanza en las intervenciones oftalmológicas.

Reconoce el esfuerzo de autoridades municipales en esta área, pero la mayoría de casos de pacientes con cataratas y demás deficiencias visuales terminarán ciegos porque imploran la atención inmediata, pero hay una lista que llega a superar los tres mil pacientes.

Se pregunta “¿cuándo van a terminar?”, ante la preocupación de pacientes que requieren cirugía, pues sólo practican de cinco a 10 semanal. “No es una respuesta pertinente y oportuna, porque amerita más celeridad”, señala molesto.

Además que sugiere la prioridad de casos, ante las evidentes complicaciones que suelen presentarse en estos largos lapsos de espera. Lamenta esa frustración de quienes se niegan a resignarse y perder su visión en un futuro no muy lejano.

 

6 de Noviembre. Comentario al evangelio según San Lucas.

Introducción

La palabra de Dios de este domingo, cuando aún está muy reciente la conmemoración de los fieles difuntos, sigue insistiendo en el misterio de la vida después de la muerte: «esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro». Estas palabras del Credo nos recuerdan que no estamos destinados a la nada, sino que, por don de Dios, nuestro horizonte se abre a la promesa de una vida plena después de esta existencia terrena.

Es una invitación a meditar sobre este gran misterio de la vida cristiana, sobre el sentido del vivir y del morir, que de alguna manera siempre ha inquietado al ser humano. La fe en un Dios quenos ha creado para la vida y no para la muerte fue creciendo poco a poco en el Pueblo de Israel hasta culminar en la persona de Jesús. Con el don de su vida, muerte y resurrección él nos ha enseñado a vivir el presente con un significado nuevo, abriéndonos a un horizonte de eternidad insospechado.

Un porcentaje notable de la sociedad muestra poco interés por la eternidad; se preocupa, justamente, de alargar y mejorar la calidad de la vida aquí en la tierra. Pero es de lamentar la pérdida, o el olvido, de ese horizonte de eternidad, esencial para la plena realización de la vida humana.  Como creyentes en Cristo ¿aceptamos el reto de dar testimonio de nuestra esperanza cristiana, en un mundo que siente un vacío de esperanza en el presente y en el futuro? En este sentido son muy oportunas las palabras de S. Pablo en su carta a los Tesalonicenses, parte de la liturgia de este domingo: “Que Dios nuestro Padre, que nos amó y nos dio gratuitamente un consuelo eterno y una feliz esperanza, os reconforte y fortalezca en toda obra y en toda palabra buena”.

Fr. Pedro Luis González González
Convento del Santísimo Rosario (Madrid)

Comentario Bíblico. Lucas (18,9-14): La verdadera religión según Jesús

III.1. El texto del evangelio es una de esas piezas maestras que Lucas nos ofrece en su obra. Es bien conocida por todos esta narración ejemplar (no es propiamente una parábola) del fariseo y el publicano que subieron al templo a orar. No olvidemos el v. 9, muy probablemente obra del redactor, Lucas, para poder entender esta narración: “aquellos que se consideran justos y desprecian a los demás”. Los dos polos de la narración son muy opuestos: un fariseo y un publicano. Es un ejemplo típico de estas narraciones ejemplares en las que se usan dos personajes: el modelo y el anti-modelo. Uno es un ejemplo de religiosidad judía y el otro un ejemplo de perversión para la tradiciones religiosas de su pueblo, sencillamente porque ejerce una de las profesiones malditas de la religión de Israel (colector de impuestos) y se “veía obligado” a tratar con paganos. Es verdad que era un oficio voluntario, pero no por ello perverso. Las actitudes de esta narración “intencionada” saltan a la vista: el fariseo está “de pie” orando; el publicano, alejado, humillado hasta el punto de no atreverse a levantar sus ojos. El fariseo invoca a Dios y da gracias de cómo es; el publicano invoca a Dios y pide misericordia y piedad. El escenario, pues, y la semiótica de los signos y actitudes están a la vista de todos.

III.2. Lo que para Lucas proclama Jesús delante de los que le escuchan es tan revolucionario que necesariamente debía llevarle a la muerte y, sin embargo, hasta un niño estaría de parte de Jesús, porque no es razonable que el fariseo “excomulgue” a su compañero de plegaria. Pero la ceguera religiosa es a veces tan dura, que lo bueno es siempre malo para algunos y lo malo es siempre bueno. Lo bueno es lo que ellos hacen; lo malo lo que hacen los otros. ¿Por qué? Porque la religión del fariseo se fundamenta en una seguridad viciada y se hace monólogo de uno mismo. Es una patología subjetiva envuelta en el celofán de lo religioso desde donde ve a Dios y a los otros como uno quiere verlos y no como son en verdad. En realidad solamente se está viendo a sí mismo. Esto es más frecuente de lo que pensamos. Por el contrario, el publicano tendrá un verdadero diálogo con Dios, un diálogo personal donde descubre su “necesidad” perentoria y donde Dios se deja descubrir desde lo mejor que ofrece al hombre. El fariseo, claramente, le está pasando factura a Dios. Esto es patente y esa es la razón de su religiosidad. El publicano, por el contrario, pide humildemente a Dios su factura para pagarla. El fariseo no quiere pagar factura porque considera que ya lo ha hecho con los “diezmos y primicias” y ayunos, precisamente lo que Dios no tiene en cuenta o no necesita. Eso se han inventado como sucedáneo de la verdadera religiosidad del corazón.

III.3. El fariseo, en vez de confrontarse con Dios y con él mismo, se confronta con el pecador; aquí hay un su vicio religioso radical. El pecador que está al fondo y no se atreve a levantar sus ojos, se confronta con Dios y consigo mismo y ahí está la explicación de por qué Jesús está más cerca de él que del fariseo. El pecador ha sabido entender a Dios como misericordia y como bondad. El fariseo, por el contrario, nunca ha entendido a Dios humana y rectamente. Éste extrae de su propia justicia la razón de su salvación y de su felicidad; el publicano solamente se fía del amor y de la misericordia de Dios. El fariseo, que no sabe encontrar a Dios, tampoco sabe encontrar a su prójimo porque nunca cambiará en sus juicios negativos sobre él. El publicano, por el contrario, no tiene nada contra el que se considera justo, porque ha encontrado en Dios muchas razones para pensar bien de todos. El fariseo ha hecho del vicio virtud; el publicano ha hecho de la religión una necesidad de curación verdadera. Solamente dice una oración, en muy pocas palabras: “ten piedad de mí porque soy un pecador”. La retahíla de cosas que el fariseo pronuncia en su plegaria han dejado su oración en un vacío y son el reflejo de una religión que no une con Dios.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

 

16 Octubre. Introducción al evangelio.

El tema central de este domingo es la oración. La primera lectura, tomada del libro del Éxodo nos ilustra, a través de la figura de Moisés que mantiene las manos alzadas hasta la puesta del sol, la importancia de la perseverancia en la oración. En la misma línea, Lucas, en su evangelio, nos instruye sobre la necesidad de orar con insistencia, sin desfallecer.

La oración para el cristiano no es cualquier cosa ni algo opcional. Al contrario, es una práctica esperada en todo quien se confiesa discípulo de Cristo. En la oración el cristiano no solo expresa su vínculo más profundo con Cristo y experimenta a Dios como Padre misericordioso, sino que también se abre a la esperanza de que sus clamores al cielo pueden ser escuchados y satisfechos.

De los cuatro evangelistas, es Lucas quien presta una atención especial a la dimensión orante de Jesús y quien más enseñanzas ofrece sobre la oración. En este domingo XXIX del Tiempo Ordinario, por medio de la paráboladel juez inicuo y la viuda importuna, el evangelista nos invita a su escuela para enseñarnos sobre la necesidad de orar con confianza y perseverancia.

Fr. Jesús Nguema Ndong Bindang
Convento del Santo Nombre de Jesús (Lyon)

Comentario Bíblico. LC (17, 11-19) “Levantate, vete, tu Fe te ha salvado”

Lucas (17,11-19): La verdadera religión: ¡Saber dar gracias a Dios!

III.1. El relato de los leprosos curados por Jesús, tal como lo trasmite Lucas, que es el evangelio del día, quiere enlazar de alguna manera con la primera lectura, aunque es este evangelio el que ha inducido, sin duda, la elección del texto de Eliseo. Y tenemos que poner de manifiesto, como uno de los elementos más estimados, la acción de gracias de alguien que es extranjero, como sucede con Naamán el sirio y con este samaritano que vuelve para dar gracias a Jesús. El texto es peculiar de Lucas, aunque pudiera ser una variante de Mc 1,40-45 y del mismo Lc 5,12-16. No encontramos en el territorio entre Galilea y Samaría, cuando ya Jesús está camino de Jerusalén desde hace tiempo. Lo de menos es la geografía, y lo decisivo la acción de gracias del extranjero samaritano, mientras que los otros, muy probablemente judíos (eso es lo que se quiere insinuar), al ser curados, se olvidan que han compartido con el extranjero la misma ignominia del mal de la lepra.

III.2. Ahora, liberados, se preocupan más de cumplir lo que estaba mandado por la ley: presentarse al sacerdote para reintegrarse a la comunidad religiosa de Israel (cf Lev 13,45; 14,1-32), aunque Jesús se lo pidiera. ¿Es esto perverso, acaso? ¡De ninguna manera! En aquella mentalidad no solamente era una obligación religiosa, sino casi mítica. Y es algo propio de todas las culturas hasta el día de hoy. No son unos indeseables lo que esto hacen, pero se muestra, justamente, las carencias de esa religiosidad mítica y a veces fanática que tan hondo cala en el sentimiento de la gente, y especialmente de la gente sencilla. No obstante, la crítica evangélica a esta reacción religiosa tan legalista o costumbrista es manifiesta. Antes de nada quieren integrarse de nuevo en su religión nacionalista y se olvidan de algo más decisivo. Leer más

Comentario Bíblico. Lucas (17. 15-10)

Comentario Bíblico. Lucas ( 17.15-10). La Fe reto de la “confianza” en Dios.

III.1. El evangelio de este domingo se toma de Lucas: un conjunto literario con dos partes: 1) el diálogo sobre la petición de los apóstoles para que aumente la fe de los mismos y la comparación con un pequeño grano de mostaza; 2) la parábola del siervo inútil. Lo primero que debemos considerar en este aspecto es que la fe no es una experiencia que se pueda medir en cantidad, en todo caso en calidad. La fe es el misterio por el que nos fiamos de Dios como Padre, ahí está la calidad de la fe; ponemos nuestra vida en sus manos sencillamente porque su palabra, revelada en Jesús y en su evangelio, llena el corazón. Por eso, la fe se la compara aquí con un grano de mostaza, pequeño, muy pequeño, porque en esa pequeñez hay mucha calidad en la que puede encerrarse, sin duda, el fiarse verdaderamente de Dios. Puede que objetivamente no se presenten razones evidentes para ello. No es que la fe sea ilógica, o simplemente ciega, es una opción inquebrantable de confianza. Es como el que ama, que no puede explicarse muchas veces por qué se ama a alguien. Por tanto, existe una razón secreta que nos impulsa a amar, como a creer.

III.2. La fe que mueve montañas debe cambiar muchas cosas. La comparación del que, por la fe, arranca una morera o un sicómoro y lo planta en el mar, da que pensar. ¿Qué sentido puede tener? Un sicómoro no puede crecer en el mar. En realidad es un símbolo de Israel y este no es un pueblo del mar; no hay tradición de ello. La frondosidad que tiene, como la de la higuera que protege con su sombra, es como un reto: son árboles de secano, de estío, protectores… pero no pueden estar en el mar, se pudrirían. Es un imposible, como un “imposible” es el misterio de la fe, de la confianza en Dios. Cuando todo está perdido, cuando lo imposible nos avasalla, “confiar en Dios” pone en entredicho una religiosidad de oropel, de cosas, de ritos, de ceremonias, de purificación. La fe es algo del corazón, donde está la sede de lo mejor y de lo peor en la Biblia. Por ello, tener fe, confianza (emunah), y pensar que una morera puede ser trasladada al mar y crecer allí es poner en entredicho la religión vacía. Sin la fe, la religión no lleva a ninguna parte. Y muy frecuentemente sucede que se tiene “una religión”, pero en ella no habita la fe. Leer más

18 de Septiembre. Comentario dominical.

Después de pasar un verano sacudido por incendios, por los rebrotes del coronavirus, por las dificultades para llegar a fin de mes debido la subida disparatada de los precios, iniciamos una nueva etapa.

Los cristianos nos reunimos como cada semana para celebrar la fe. Esta celebración nos ayuda a poder ser fieles al seguimiento de Jesús.

Hoy nos vamos a encontrar con un mensaje que tal vez sacuda nuestras conciencias. Las lecturas denuncian que el amor al dinero y a las riquezas conduce a cometer graves injusticias. El dinero nunca ha de ser el valor principal ni el bien absoluto. Más aún, Dios y el dinero son radicalmente incompatibles, no los podemos colocar a la misma altura.

Acojamos, pues, el mensaje de la Palabra con un corazón abierto para vivir con la calidad que propone el Evangelio.

Comentario Bíblico. XXIII Domingo del Tiempo Ordinario.

III.1. El evangelio de Lucas de hoy está formado por otro de los conjuntos fuertes de su narración del viaje del profeta hacia Jerusalén, como propuesta del verdadero discipulado y el seguimiento de Jesús. No se nos oculta la dificultad que supone centrar todo el significado de lo que se quiere decir y poner de manifiesto en este conjunto de dichos y parábolas. La ruptura con la ideología familiar, que no con los sentimientos y lazos familiares, (cf Lc 18,20), en principio no tiene nada que ver con la parábola del que quiere construir una torre o con la del rey que debe ir a la guerra. Estos textos están aquí reunidos por Lucas, aunque Jesús los pronunciara en ocasiones bien distintas. Por lo mismo, Lucas pretende que una cosa se entienda por la otra. Ha escogido dichos del famoso Evangelio Q (vv. 26-27; en Mt 10,37-38 están más suavizados al cambiar “odiar” por “amar… más que”) sobre el odio familiar y la cruz. Finalmente ha rematado todo con el v. 33 sobre “renunciar a todos los bienes”, que es algo exclusivo de Lucas, aunque redactado con el mismo tenor de los vv. 26-27 (tipo condicional de prótesis: “si alguien viene a mí”… y apódosis: “no puede ser mi discípulo”). Las dos parábolas de los vv. 28-32 ilustran un poco el empeño que hay que poner en estas propuestas radicales. Lucas, pues, ha confeccionado un catecismo del seguimiento y la identidad cristiana en este mundo que no deja lugar a dudas: quiere impresionar y ser claro.

III.2. Quizás fueran necesarias algunas explicaciones exegéticas para poder medir el alcance de este evangelio de hoy. El hecho de que Mateo haya preferido “amar… más que a mí” (filéô… hyper eme) al término “odiar” (miséô) que tenemos en Lc, denota que ha habido una corrección. La mayoría de autores piensa que el tenor original, más semítico si cabe, propio de los predicadores itinerantes que pusieron muy en práctica la vida de Jesús, se ha mantenido en Lucas (también se usa “odiar” en el Evangelio de Tomas 55 y 101). E incluso la mayoría piensa que Jesús nunca pudo demandar a sus seguidores que odiaran a su padre, a su madre o a sus hermanos. Algunos profetas itinerantes llevaron hasta el extremo la renuncia al estatus familiar y hablaron de odiar, con todo el semitismo que ello comporta. Pero Jesús no pudo pedir “odiar”, cuando había exigido amar incluso a los enemigos (cf Lc 6,27; Mt 5,44). Esto está hoy bastante bien asumido, sin que ello denote “edulcorar” la radicalidad del Reino y del seguimiento de Jesús. Leer más