Parroquia San Andres Apostol

10 Julio. Domingo XV del Tiempo Ordinario.

Evangelio según San Mateo (Mt 13,1-23)
Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar. Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se vio obligado a subir a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo:
“Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; ahí germinaron pronto porque la tierra no era gruesa; pero cuando subió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenian raíces se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron frutos: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga.”
Después se le acrecaron sus discipulos y le preguntaron:”¿Por qué les hablas en parábolas?” Él les respondió: “A ustedes se le ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos, pero a ellos no. Al que tiene se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden.
En ellos se cumple aquella profecía de Isaias que dice : “Oiran una y otra vez y no entenderán: mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve.
Pero, dichosos ustedes porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos, desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.
Escuchen, pues, ustedes, lo que significa la parábola del sembrador.
Atodo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino.
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raices, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y queda sin fruto.
En cambio, lo sembrado en tierra buena representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta”.

Soy católico no practicante

Soy católico no practicante
MARÍA DENISSE FANIANOS DE CAPRILES | EL UNIVERSAL
miércoles 6 de julio de 2011 04:17 PM

Esta es la frase que utilizan algunos católicos para justificar que no van a misa los domingos, entre otras cosas. Les voy a transmitir una explicación a esa frase que conseguí en el IV Congreso Eucarístico Nacional celebrado en Caracas del 23 al 26 de junio. Fue un evento sin precedentes en la historia de nuestra Iglesia Venezolana del siglo XXI donde el Nuncio, el Cardenal, Obispos, sacerdotes, religiosas, consagrados y laicos, compartimos y aprendimos mucho unos de otros.

En un Manual que nos entregaron se consigue información que puede interesar a los católicos que no asisten a la misa dominical. En la pág. 32 dice: “Necesitamos recordar periódicamente a Dios, so pena de olvidarnos de Él y perecer de angustia en la Nada. Pero ¿por qué un día de cada siete, …?, ¿por qué el séptimo y no el segundo?…, en definitiva ¿por qué no cada uno cuando uno quiera?, ¿por qué todos a la vez? La respuesta está en esta última pregunta: … porque todos a la vez. Necesitamos festejar a Dios todos juntos (el Domingo, día que celebramos la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo), no cada uno por su cuenta, como si los demás no existieran…”.

En la pág. 33 se lee: “Despreciar el día séptimo es un modo de rebelarse contra Dios… Celebrando el día séptimo somos fieles a Dios y fieles a nosotros mismos… nunca soy más fiel a mí mismo que cuando estoy de rodillas delante de Dios (mi Creador) en el día séptimo…”.

Cuando alguien dice que es un católico no practicante: “Hay una incoherencia intrínseca en esta frase ya que el cristianismo no es un mensaje doctrinal con el que se pueda estar de acuerdo en la teoría pero no en la praxis de nuestras vidas (esto sería un cristiano no practicante)… Esa incoherencia … se refleja en que quien deja de practicar va dejando poco a poco de ser cristiano ¿Cómo ha perdido la fe más de uno? Un domingo no fue misa, al siguiente tampoco… Y han pasado diez años …” (pág. 33).

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Una iglesia sitiada por fundamentalistas; un sacerdote amenazado.

Egypte : Une église encerclée par des fondamentalistes, un prêtre menacé

Des centaines de salafistes ont attaqué l’église catholique de Saint George, le 23 juin 2011, à Bani Ahmed (archidiocèse de Minya, Haute Egypte). Armés de bâtons, ils ont menacé de mort son prêtre, ainsi que l’a rapporté l’agence Ucanews.

La restauration du bâtiment est à l’origine de la colère des salafistes. Selon des sources locales, les extrémistes islamistes ont encerclé l’église et ont demandé aux fidèles de leur livrer le prêtre, qui célébrait la messe. Les forces de l’ordre sont intervenues après cinq heures d’échauffourées, afin d’escorter le Père George Thabet hors du village.

C’est la deuxième attaque subie par la communauté de Bani Ahmed, en quelques mois. Le 23 mars, les extrémistes étaient déjà intervenus afin de stopper la restauration de l’église. Ils avaient expulsé le Père Thabet du village.

Selon le Frère Greich Rafic, porte-parole de l’Eglise catholique égyptienne, les salafistes cherchent de nombreux prétextes pour détruire les églises, parce qu’ils ne tolèrent pas la présence de chrétiens dans la région.

De son côté, l’archidiocèse catholique de Minya s’est dit vivement préoccupé par cet incident. Il a accusé le gouvernement de ne pas prendre assez de mesures pour protéger les chrétiens.

http://www.aed-france.org/actualite/egypte-une-eglise-encerclee-par-des-fondamentalistes-un-pretre-menace/

3 de Julio. Domingo XIV del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Mateo (Mt 11,25-30)

En aquel tiempo, Jesús exclamó: “¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.

El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.

Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera”.

¿Por qué canta el Coro de la Parroquia San Andrés Apóstol de la Urb. El Placer?

¿Por qué canta el Coro de la Parroquia San Andrés Apóstol de la Urb. El Placer?

Porque la mejor manera de comunicar es cantando.
Porque no hay mayor estímulo de unión para una comunidad que el canto.
Porque no tenemos una forma más bonita de decirle a Dios cuánto lo amamos.

El nuestro es un Coro litúrgico, y como tal pone de manifiesto el objetivo del culto cristiano. La música sagrada tiene el mismo fin que la liturgia: la gloria de Dios y la santificación de los fieles. Cantando aumentamos la fe y hacemos más viva nuestras celebraciones. Cuando el hombre entra en contacto con Dios, las palabras se le hacen insuficientes, y no encontrando mejor manera de expresarse, lo hace cantando. Nuestra fe no es sólo asunto personal, sino que somos parte de una comunidad, y el canto es el signo, que pone de manifiesto nuestro sentir en común. Pareciera que cantando unidos nos sentimos más cerca de Dios y más cerca de nosotros mismos.

El Coro de la Parroquia acompaña con estricto rigor las celebraciones vividas en nuestra Parroquia. Cada tiempo litúrgico -Adviento, Navidad, Cuaresma, Semana Santa, Pascua, Pentecostés, Corpus Christi- cuenta con su respectivo repertorio musical que encarna el sentido del tiempo. Nuestros cantos acompañan fielmente la liturgia de cada ocasión, ayudando de esta manera -con melodías y palabras cantadas- a llegar allí donde por cualquier razón no llega la palabra hablada. La intención no es suplantar la comunidad, sino animarla y darle un soporte a su participación. Por lo demás, somos un grupo, que comparte y celebra la amistad, las alegrías y las penas con solidaridad. Acompañamos con la música nuestra vida.

Anímate y entra a formar parte de este Coro, que canta con alegría la grandeza y el amor de nuestro Dios.

“La música en la Iglesia surge como un carisma, como un don del Espíritu, es la nueva lengua que procede del Espíritu” (Cardenal Joseph Ratzinger).

Julie Meucci M.

26 de Junio. Domingo, Santisimo Cuerpo y Sangre de Jesucristo.

Evangelio según San Juan ( Jn 6,51-58 )

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judios: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida”.

Entonces los judios se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo puede este darnos a comer su carne?”

Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.

Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron.

El que come de este pan vivirá para siempre”.

Tercer secreto de la Virgen de Fátima.

Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima.

Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.

Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: “algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él” a un Obispo vestido de blanco “hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre”. También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios.

Tuy-3-1-1944.

19 de Junio. Domingo de la Santísima Trinidad.

Evangelio según San Juan (Jn 3,16-18)

“Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios, no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios.”