8 de Febrero–Domingo V del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc 1,29-39)

En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y en seguida le avisaron a Jesús. Él se le acercó, y tomándola de la mano , la levantó. En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles. Al atardecer, cuando  el sol se ponía, le llevaron a todos los enfermos y poseídos del demonio y todo el pueblo se apiño junto a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios pero no dejó que los demonios hablaran, porque sabían quien era él.
De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar. Simón y sus compañeros lo fueron a buscar, y al encontrarlo, le dijeron:
– «Todo te andan buscando.»
Él les dijo:
– «Vámonos a los pueblos cercanos, para predicar también allá el Evangelio, pues para eso he venido.»
Y recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando a los demonios.