Crónica menor.Monseñor Baltazar Porras.

La crónica menor

¿Amordazados?

Monseñor Baltazar Enrique Porras C.

Preocupa sobremanera que ante el avance tecnológico se cuide más la imagen que la realidad. Lo importante es lo que “aparece”, lo que sale en los medios. Fieles a la máxima de McLuhan lo que no sale por los medios no existe, se convierte en sólo existe lo que sale por los medios. El resultado es la manipulación, el engaño, la ficción y el abandono a la trasparencia y resolución de los problemas que aquejan a la sociedad. Cuando el miedo se apodera de la gente se vuelve silencio malo. A este silencio, producto del miedo y del plegarse sin más al poder, se refería Quevedo en sus versos: “no he de callar, por más que con el dedo, ya tocando la boca, ya la frente, me representes o silencio o miedo. ¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?”. Mucho de esto está pasando en la sociedad venezolana. El problema de la inseguridad y del irrespeto a la vida en sus diversos estadios se ha vuelto parte de la cotidianidad que hay que padecer o llevar a cuestas, como el tener que comer o dormir. Eso no puede ser. Encasquetar la responsabilidad del hampa a los delincuentes o a la mala suerte, o decir que es una responsabilidad de todos, es una barbaridad, un pecado. Recordemos la escena del buen samaritano. Quedarnos insensibles ante tanto dolor y miseria en las morgues, cárceles, hospitales, porque el llanto de los afectados no nos toca, es no tener entrañas. Pero, callar o mejor, condicionar nuestra manera de pensar y actuar, según las apetencias o intereses, políticas o económicas, es un sinsentido. Venezuela se está convirtiendo en uno de los países más violentos del planeta. La impunidad, la falta de políticas concertadas, compartidas, producto de la participación de todos los sectores lo que genera es mayor violencia y aumento de sufrimiento y angustia. No basta con decir que tenemos una de las legislaciones más avanzadas en materia de derechos humanos. Obras son amores. De declaraciones y leyes preciosas está plagado el infierno de quienes piensan que nos engañan con ese caramelito. Necesitamos recobrar la paz, la convivencia, el respeto de los unos para con los otros. Y el primer responsable es quien ha sido elegido para ello. También tenemos que ser protagonistas de nuestra propia vida y de la de nuestro hermano.

Correo del Caroni.Tribuna. 10/9/2011, Pag A2.