26 de Agosto. XXI Domingo del Tiempo Ordinario /B

Lectura del santo Evangelio según San Juan ( Jn 6,55.60-69)

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judios: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”. Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jasús dijeron:
–Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso ?
Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo:
–¿Esto los escandaliza?, ¿y si vieran al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y son vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen. Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar, y después añadió:
–Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.
Desde entonces muchos discípulos suyos se echaron para atrás y ya no querían andar con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
–¿También ustedes queren dejarme?
Simón Pedro le contestó:
–Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.