Día: 8 de agosto de 2013

Cantaremos. 11 de Agosto.XIX Domingo del Tiempo Ordinario /C

Al que mucho se le da, mucho se le exige.

Las palabras llenas de cariño de Jesús a sus discípulos no pueden morir ni quedar en el olvido, porque también van dirigidas a nosotros los seguidores de todos los tiempos. Esas palabras escuchadas hoy en nuestra parroquia, en nuestra comunidad, cobran una sorprendente realidad. Tal vez es lo que necesitamos escuchar hoy en estos tiempos nada fáciles.
Jesús dice: “Mi pequeño rebaño”…..Si lo miramos bien así ha sido siempre y asi sigue siendo: “pequeño” como un poquito de “levadura” en la masa, una pequeñita “luz” en medio de la oscuridad, un poquitico de sal que da cierto sabor a la vida.
Debemos aprender a vivir en minoría, a ser minoría. Es un error soñar con la aceptación general del Evangelio. Su buena noticia no se impone por la fuerza. Su contagio sólo se da lentamente y a nosotros a veces nos cansa un desgaste que en ocasiones sólo recibe por respuesta el desprestigio y el ataque destructivo.

“No tengan miedo”. Es la gran preocupación de Jesús. No quiere vernos paralizados por el miedo ni hundidos en el desaliento. El dijo que sus seguidores no han de perder nunca la confianza y la paz. “No deben sentirse huérfanos. Tienen a Dios como Padre. Él les ha confiado s proyecto del reino”. Tal vez ese sea el gran reto que tenemos por delante, la tarea de hacer la vida más humana, firmes en la esperanza de que el Señor siempre cumple sus promesas.”A quien mucho se le dio, mucho se le exigirá.”

CANTAREMOS:

  • Reunidos en el nombre del Señor………………………………………………159
    • Señor ten piedad-Gloria-Aleluya
    • Antifona
  • En la Patena……………………………………………………………………………68
    • Santo-Padre nuestro-La Paz
    • Cordero de Dios
  • Hay un barco en la playa…………………………………………………………287
  • Tan cerca de mi…………………………………………………………………….193
  • Tomado de la mano……………………………………………………………….191

11 de Agosto. XIX Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Lucas (Lc 12,32-19)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
No temas, pequeño rebaño; porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
Vended vuestros bienes, y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas: Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle, apenas venga y llame.
Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela: os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y si llega entrada la noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del Hombre.
Pedro le preguntó:
–Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?
El Señor le respondió:
–¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas ?
Dichoso el criado a quien su amo al llegar lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si el empleado piensa: «Mi amo tarda en llegar», y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse; llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles.
El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.