Fidelidad a los principios. Artículo de Julio César Arreaza B, publicado en el diario 2001.

Fidelidad a los principios

Julio César Arreaza B

@JulioCArreaza

Muchos me preguntan de cuales Arreaza provengo y les respondo que mi tronco viene de Aragua de Barcelona. Allí nació, creció y se formó en lo fundamental mi padre, con orgullo puedo afirmar que decir Arreaza es decir Aragua de Barcelona.

Este apellido, junto con otros establecidos en esa geografía, ha contribuido con sus limpias ejecutorias a darle merecido prestigio al querido terruño, por afincarse en valores eternos como la honestidad, el amor a la Patria, la solidaridad, el trabajo no tiene sustituto, la hombría de bien y la vocación de servicio público. Rechazamos los falsos valores como el afán de riqueza fácil, el- tener- más, en lugar de- ser- más. Todo este simbolismo está presente en nuestra actuación pública.

Aragua de Barcelona conocida como la Atenas de Oriente, ha sido cuna de hombres de luces y estro poético, de hombres recios, cultores de las humanidades, ciencias, artes y del trabajo tesonero, quienes supieron prestarle a la patria invalorables servicios. El coterráneo Francisco Carvajal, Tigre Encaramado, prócer del proceso emancipador, en la batalla de Aragua de Barcelona, cabalgaba a la cabeza de sus bravos llaneros, y en un momento crucial de la lucha se encaramó prácticamente sobe la tropa enemiga, enristrando una lanza en cada mano y manejando con los dientes la brida de su caballo. Mi tío Enio Arreaza se constituyó, años después, en una suerte de Tigre Encaramado de la resistencia a la ominosa dictadura de Pérez Jiménez. Con su arrojo y valentía se suma a quienes arriesgaron todo, expusieron sus vidas y la de los suyos, recibieron torturas y vejámenes espantosos por la causa de la democracia y la libertad. Para mí la lucha y la implantación de la democracia en nuestro país es algo que forma parte de mi ser, soy hijo de las arrojadas luchas por la libertad libradas por Acción Democrática, jamás transigiré, ni por al oro del mundo, con modelos autoritarios y militaristas, como el corrupto y falso socialismo del siglo XXI. De esta raza de Arreaza soy descendiente.

Me siento orgulloso de ser hijo de un insigne aragüeño, con una trayectoria limpia y fructífera que enorgullece  el gentilicio de la patria chica, y quien ha sabido darme en vida la mejor herencia que hijo alguno puede aspirar: una auténtica formación católica, democrática y profesional, no teniendo nada que ver con bienes materiales, frágiles, corruptibles y perecederos.