Día: 18 de abril de 2015

Cantaremos . 19 de Abril–III Domingo de Pascua /B

¡La misión universal tarea encomendada a los Apóstoles por el Resucitado!

Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Una lectura atenta de los evangelios nos cerciora de una realidad muy importante: parece que Jesús durante su vida de ministerio se centró en su pueblo (con algunas excepciones). Mateo en el capítulo 10 nos recuerda estas palabras de Jesús: No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mt 10,6). Realizado el Acontecimiento Pascual, tanto Mateo como Lucas nos recuerdan el proyecto de la misión universal. Cristo Resucitado y Glorioso envía a sus Apóstoles a anunciar el Evangelio a todas las gentes comenzando por Jerusalén: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id pues y haced discípulos a todas las gentes…(Mt 28,18-19). Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, y hasta los confines de la tierra (Hch 1,8). Y el texto del fragmento del evangelio de Lucas que estamos comentando. Jesús, en la Cruz, ha derribado todos los muros de separación entre los hombres y entre los pueblos (Ef 2,13ss). La universalidad de la misión arranca del Resucitado y es acompañada por el Resucitado. La esperanza de una vida imperecedera conquistada y ofrecida por Jesús Resucitado es para todos los hombres. Con esta seguridad y urgencia estamos invitados a ser testigos convincentes en medio de nuestro mundo hoy y siempre.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)

CANTAREMOS:

      • Resucitó, aleluya
      • Señor ten piedad – Gloria
      • Aleluya – Antífona
      • Este pan y vino
      • Santo – Padre nuestro – La Paz – Cordero de Dios
      • Al partir el pan
      • Con nosotros está
      • Gloria, gloria aleluya

19 de Abril–III Domingo de Pascua /B

Evangelio según San Lucas (Lc 24,35-48)

Cuando los dos discípulos regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos los apóstoles, les contaron lo que les había acontecido por el camino y cómo había reconocido a Jesús en el partir el pan.
Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo:
–La paz esté con ustedes.
Ellos desconcertados y llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero él les dijo:
–No teman soy yo ¿Por qué se espantan?, ¿por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies: Soy yo en persona. Tóquenme y convénzase:  un fantasma no ni tiene carne ni huesos, como ven que tengo yo.
Y les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer de pura alegría, y seguían atónitos, les dijo:
–¿Tienen aquí algo que comer?
Le ofrecieron un trozo de pescado asado; él lo tomó y se puso a comer delante de ellos. Después les dijo:
–Lo que ha sucedido es aquello que les hablaba yo cuando aún estaba con ustedes: que tenía que cumplirse todo lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés , en los profetas y salmos.
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras, y les dijo:
–Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones , comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto.