Día: 18 de julio de 2015

19 de Julio – XVI Domingo del Tiempo Ordinario/B

Evangelio según San Marcos (Mc 6,30-34)

En aquel tiempo los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo:
–Vengan conmigo a un lugar solitario,para que descansen un poco. Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.
Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca a un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todas los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Cuando Jesús desembarcó vio que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

Vale la pena

Vale la pena

Julio César Arreaza B

Al entrar a la Urbanización La Lagunita por la Avenida Sur,  irrumpe al poco tiempo de transitarla ante nuestra vista, la hermosa Iglesia Cristiana Rumana Ortodoxa, San Constantino y Santa Elena, sólo existen 15 templos religiosos de este tipo en el mundo y dos de ellos están ubicados fuera de Rumania, uno en Caracas desde hace 17 años y el otro en Chicago.

Visitamos el templo construido artesanalmente en madera, su estructura dividida pieza por pieza, fue transportada prefabricada en barco desde Rumania, y ensamblada sin clavos ni objetos metálicos, para evitar semejanzas con los herrajes y martillos de la crucifixión de Cristo.

En su interior observamos maravillados las paredes y techos cubiertos de pinturas religiosas neobizantinas, los íconos de las Iglesias ortodoxas y  las alfombras sobre sus pisos elaboradas a mano.

Contemplamos en profusión de colores, las pinturas del Bautismo de Jesús, de la Última Cena, la Crucifixión de Jesús, la Resurrección de Cristo, la Asunción de  María y la de los patronos eclesiásticos San Constantino y su madre Santa Elena. Aparecen llenas de belleza para nuestro disfrute, las imágenes de Cristo, la Virgen María y nuestra patrona María de Coromoto, expresadas en íconos repujados en plata. Las puertas del Altar abren las puertas del alma, de un lado aparece Gabriel con un lirio en la mano, para proteger nuestro interior, y del otro,  Miguel, ángel de fuego con el ojo de Dios, para con su escudo protegernos de los males del exterior.

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