26 de Junio – Domingo XIII. Comentario bíblico.

Marco: Dos centros de interés: la decisión firme de Jesús de ir a Jerusalén y el hecho de que es rechazado por los samaritanos precisamente porque va hacia Jerusalén.
Reflexiones

1ª) ¡El seguimiento de Jesús es un camino hacia Jerusalén!

La vida de Jesús y su misión culmina en Jerusalén. Era necesario realizar el proyecto salvador establecido por el Dios que habló por los profetas (Is 2,2-3; Is 60,1ss). Estos anuncios iluminan la narración lucana del camino de Jesús hacia la ciudad, centro de la salvación. Allí se realiza la muerte y resurrección de Jesús, su ascensión y Pentecostés. Y de allí partirán los Apóstoles a anunciar a Jesús por el mundo. Es importante esta espiritualidad de Jerusalén que impulsa el camino del seguimiento hacia ella. Se trata de una comprensión de la vida del discípulo de Jesús siempre en marcha hacia el centro salvador que da sentido pleno a su vida. No importa el lugar geográfico en que se encuentre. Lo importante, dice el Espíritu Santo a través de Lucas, es que entendamos y vivamos nuestra vida en medio del mundo como peregrinos hacia la patria. Esta espiritualidad la comparten otros autores del Nuevo Testamento como Pedro o el autor de la carta a los Hebreos.

2ª) ¡La violencia no entra en los planes de Dios!

Conocemos bien las relaciones entre judíos y samaritanos*. Desde el siglo II a.C., fueron cruelmente tratados por los asmoneos*. El Nuevo Testamento nos ha dejado rasgos y vestigios suficientes para comprender la animosidad, a veces odio, que sentían unos contra otros. Este es el mundo en que vive Jesús. Pero Jesús, al comenzar el camino, advierte a los suyos que hay que alejar todo deseo de venganza, odio y persecución. Será necesario el largo viaje para ir modelando poco a poco a sus discípulos y futuros voceros por el mundo que habrán de insistir en que toda la salvación es fruto del amor benevolente y de la misericordia de Dios. El discipulado fue una labor lenta llevada a cabo por Jesús. El Reino tiene fuerza por sí mismo para establecerse entre los hombres sin recurrir a medios violentos o de poder. El poder de Dios, que se manifiesta en el establecimiento del Reino por medio de la cruz y resurrección. Hoy como ayer seguimos sintiendo la tentación del recurso a otros medios para establecer ese Reino. Hoy también tienen vigencia estas palabras de Jesús en medio de un mundo agresivo que se esfuerza en imponer su propio proyecto en todos los planos: económico, social, cultural e, incluso en muchas ocasiones, religioso. El Reino Dios no puede coexistir con la violencia.

3ª) ¡Jesús y el Reino son valores absolutos!

El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de Dios. Lucas, recoge en este primer relato vocacional tres casos típicos de llamada y respuesta. Presenta, con una plasticidad que le caracteriza, a estos tres personajes que manifiestan las dificultades humanas para el seguimiento auténtico de Jesús. Jesús insistió constantemente en que su seguimiento provocaba una ruptura con lo anterior, pero no para desentenderse del mundo, sino para entenderlo desde otra clave: Él mismo y su estilo de vida. Insistía en que no se podía servir al Dios y al dinero; que el seguimiento provocaría tensiones hasta en la propia familia. Y, sin embargo, insistía igualmente que sólo en el seguimiento adquiere el hombre su verdadera dimensión. Bien es verdad que en este fragmento que proclamamos hoy aparece el lenguaje paradójico de Jesús. Lo importante es entender lo que Jesús ofrece a los que quieran seguirle: que desde él todo tiene sentido y fuera de él al hombre le falta el sentido de su existencia. La elección conlleva la adquisición de la clave interpretativa de la vida. Hoy como ayer esta invitación sigue siendo actual porque estamos abordados y asaltados por la tentación de la comodidad y la instalación.

 Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)