Día: 23 de marzo de 2019

III Domingo de Cuaresma. Introducción.

El Señor es compasivo y misericordioso

La segunda parte de la Cuaresma (domingos tercero, cuarto y quinto) cada uno de los Ciclos tiene un tono propio marcado por los Evangelios que se leen en ellos: el Ciclo A tiene un tono Bautismal (se inicia un proceso catecumenal que culmina con el bautismo en la noche de Pascua),  el Ciclo B incide más en el camino de la Cruz, y  el actual Ciclo C insiste en la necesidad de la conversión y por eso en los próximos domingos –el hijo pródigo y la adúltera- nos presentarán, desde distintas perspectivas, la misericordia de Dios y también la nuestra.

Las lecturas de este tercer domingo pate del éxodo realizado por el Dios que libera por mediación de Moisés (Ex 3,1-8ª.13-15) y este acontecimiento hace que la asamblea proclame con el salmo: “El Señor es compasivo y misericordioso” (Smo.102, 1b-4.6-8.11) San Pablo, en la segunda lectura, hace una explicación en tono espiritual de la primera lectura: “la vida cristiana es como un éxodo conducido por Cristo”. Por este motivo el Evangelio de Lucas (el evangelista de este Ciclo) nos hace una llamada urgente a la CONVERSIÓN.

La Cuaresma viene a ser como un signo sacramental de esta conversión. Es una llamada a los cristianos a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, poniendo en práctica las clásicas armas que nuestra madre la Iglesia pone a nuestra disposición: el ayuno (encuentro con nosotros mismos), la oración (encuentro con Dios) y la limosna (encuentro con nuestros hermanos).

Fr. Manuel Gutiérrez BanderaFr. Manuel Gutiérrez Bandera
Virgen del Camino (León)

24 de marzo – III Domingo de Cuaresma /C

Evangelio según san Lucas (Lc 13, 1-9)

En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos, mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario: “¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”.

Entonces les dijo esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?’ El viñador le contestó: ‘Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, para ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré’ ”.