Mes: enero 2020

Cantaremos. 26 de Enero

Cuando Jesús se entera de que Juan Bautista ha sido encarcelado , abandona su aldea de Nazaret y se lanza a comenzar su misión y caminando por la ribera del mar de Galilea, comienza por llamar un grupo de discípulos. “Síganme” le dice. Son gente sencilla, unos humildes pescadores.

No hace ningún prodigio, pero ellos le siguen. De esta manera humilde comienza a gestarse lo que sería su Iglesia: el cristianismo es sencillamente el seguimiento de Jesús. La fe cristiana no es una simple adhesión doctrinal, sino la vinculación personal con Jesús.

La peor tentación para los bautizados es querer ser cristianos sin conocer y sin segur a Jesús. Sólo le sigue el que asume la aventura y luego la experiencia de creer en Él como la presencia viva del Dios vivo, esforzándose en vivir como Él vive, siendo testimonios vivos en la comunidad, para construir mediante nuestra fe y la gracias del Espíritu una Iglesia viva y auténtica.

Cantaremos :

                       Iglesia peregrina………………………………108

                       En la Patena……………………………………..68

                       Hay un barco parado en la playa

                       Levanto mis ojos a los montes…………..114

                       Alabaré…………………………………………  17

26 de Enero. Comentario Bíblico. “ Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres ”

III.6.El acierto de la escuela cristiana de Mateo fue precisamente leer las Escrituras, Is. 8,23ss precisamente, a la luz de la vida de Jesús. Ahora se están cumpliendo esas palabras de Isaías, cuando el profeta de Galilea anuncia el evangelio del Reino. Siendo esto así, no se podría entender que el cristianismo no sea siempre una religión que aporte al mundo “buenas noticias” de salvación. Siendo esto así, la Iglesia no puede cerrarse en un mensaje contra-evangélico, porque sería repetir, por agotamiento, la experiencia caduca del judaísmo oficial del tiempo de Jesús. Este es el gran reto, pues, para todos los cristianos. Porque Dios quiere “reinar” salvando, haciendo posible la paz y la concordia. De ahí que el reino de Dios, tal como Jesús lo exterioriza, representa la transformación más radical de valores que jamás se haya podido anunciar. Porque es la negación y el cambio, desde sus cimientos, del sistema social establecido. Este sistema, como sabemos bien, se asienta en la competitividad, la lucha del más fuerte contra el más débil y la dominación del poderoso sobre el que no tiene poder. Y esto no se reduce simplemente a una visión social, sino que es también, y más si cabe, religiosa, porque Jesús proclama que Dios es padre de todos por igual. Y si es padre, eso quiere decir obviamente que todos somos hermanos. Y si hermanos, por consiguiente iguales y solidarios los unos de los otros. Además, en toda familia bien nacida, si a alguien se privilegia, es precisamente al menos favorecido, al despreciado y al indefenso. He ahí el ideal de lo que representa el reinado de Dios en la predicación de Jesús; estas son las buenas noticias que le dan identidad al cristianismo.

Fray Miguel de Burgos Núñez

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

26 de Enero. III Domingo del Tiempo Ordinario /A

Evangelio según san Mateo (Mt 4, 12-23)

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas
vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte,
una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertíos,porque está cerca el reino de los cielos».
Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Cantaremos – II Domingo del Tiempo Ordinario – 19 de Enero

 Los primeros discípulos del Señor entendieron muy bien la diferencia entre el bautismo de Juan en las aguas del Jordán y el bautismo de Jesús. El mismo Juan lo aclaró: “Yo bautizo en agua, para que Él sea dado a conocer en Israel”, y da su testimonio de cómo vio descender sobre Él, el Espíritu. Así lo explicaron y lo hicieron entender a las primeras comunidades los apóstoles: el bautismo de Jesús comunica su Espíritu para transformar el corazón de sus seguidores. Sin esa transformación en los bautizados, la Iglesia se enfría, se apaga y se va extinguiendo.
Sólo el Espíritu de Jesús puede dar vitalidad y renovar la Iglesia, sólo su Espíritu nos puede iluminar para penetrar en el verdadero sentido del Evangelio, nos puede llenar de energía para colaborar cada día en la renovación que necesita hoy la Iglesia en nuestro mundo confuso y confundido con ideologías que son antagónicas al hermoso diseño de vida que Dios dispuso para bien y felicidad de todos los hombres. Nuestra Iglesia de hoy necesita evangelizadores con Espíritu,  que se dispongan a transmitir con audacia la verdad de su evangelio

Cantaremos :

  • Reunidos en el nombre del Señor ……………. 159
  • Este es el momento ………………………………… 73
  • Por Ti Señor …………………………………………… 134
  • Cristo te necesita ……………………………………. 44
  • Alabaré ………………………………………………….. 17

19 de Enero- II Domingo del Tiempo Ordinario.“ Éste es el Cordero de Dios, que quita los sufrimientos del mundo ”

Evangelio según san Juan (Jn 1,29-34)

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:
“Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo”.
Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».

“ Este es mi Hijo amado, en quien me complazco ”

Dejado ya el tiempo de Navidad,  por la liturgia de éste domingo  todo nuestro ser  es conducido a revivir los orígenes de nuestra esencia cristiana.

La experiencia de fe vivida  y compartida en comunidad llena  toda la  fraternidad de los que nos reunimos en el nombre del Señor.

Nos resituamos ante las palabras evangélicas para escuchar, contemplar, celebrar  y vivir la experiencia del Espíritu de Jesús en nosotros,  compartiendo con Él y los hermanos el gozo de la salvación.

Lo que vivieron junto al Jordán  el Profeta del desierto y Jesús, volvemos a experimentarlo cuando habiendo escuchado  sus palabras decidimos encarnarlas.

El bautismo de Jesús transforma toda relación con nuestro Padre Dios.

D. Carmelo Lara Ginés O.P.
Parroquias de Abengibre y Casas Ibáñez (Albacete)

12 de Enero 2020-Lectura del santo evangelio según san Mateo 3, 13-17

Evangelio según san Mateo (Mt 3,13-17)

En aquel tiempo, vino Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.
Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
«Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?».
Jesús le contestó:
«Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda justicia».
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él.
Y vino una voz de los cielos que decía:
«Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».

Comentario Bíblico. Juan (1,1-13): Dios acampó en nuestra historia

Este segundo domingo de Navidad, después de la fiesta de María Madre de Dios con que abrimos el año nuevo, es una profundización en los valores más vivos de lo que significa la encarnación del Hijo de Dios.

(Podemos volver a leer el texto comentado el día de Navidad)

III.1. Esta es una de las páginas más gloriosas, profundas y teológicas que se hayan escrito para decir algo de lo que es Dios, de lo que es Jesucristo, y de lo que es el hecho de la encarnación, en esa expresión tan inaudita: el “Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. La encarnación se expresa mediante lo más profundo que Dios tiene: su Palabra; con ella crea todas las cosas, como se pone de manifiesto en el relato de la creación de Génesis 1; con ella llama, como su le sucede a Abrahán, el padre de los creyentes; con ella libera al pueblo de la esclavitud de Egipto; con ella anuncia los tiempos nuevos, como ocurre en las palabras de los profetas auténticos de Israel; con ella salva, como acontece con Jesucristo que nos revela el amor de este Dios. El evangelio de Juan, pues, no dispone de una tradición como la de Lucas para hablarnos de la anunciación y del nacimiento de Jesús, pero ha podido introducirse teológicamente en esos misterios mediante su teología de la Palabra. También, en nosotros, es muy importante la palabra, como en Dios. Con ella podemos crear situaciones nuevas de fraternidad; con nuestra palabra podemos dar vida a quien esté en la muerte del abandono y la ignominia, o muerte a quien esté buscando algo nuevo mediante compromisos de amor y justicia. Jesús, pues, también se ha encarnado para hacer nuestra palabra (que expresa nuestros sentimientos y pensamientos, nuestro yo más profundo, lo que sale del corazón) una palabra de luz y de misericordia; de perdón y de acogida. El ha puesto su tienda entre nosotros… para ser nuestro confidente de Dios.

Fray Miguel de Burgos Nuñez.

Comentario – “ La vida era la luz de los hombres ”

El tiempo de Navidad nos remite a una amalgama de sentimientos y tradiciones. El encuentro familiar y el ambiente festivo, como lo expresan las comidas, los regalos, los adornos y todo lo que marca la agitación de estos días que hemos vividos, nos muestran nuestra realidad. Pero en esta vorágine, podemos perder de vista, lo qué estamos celebrando. La liturgia del tiempo navideño viene en nuestra ayuda para poder vivir el sentido profundo de la Navidad. El misterio de Dios que se encarna en nuestra historia, es testigo de ello y el cumplimiento del anhelo profundo, del corazón humano. Como nos recuerda el Papa Francisco: “el pesebre, mientras nos muestra a Dios tal y como ha venido al mundo, nos invita a pensar en nuestra vida injertada en la de Dios; nos invita a ser discípulos suyos si queremos alcanzar el sentido último de la vida.” (Admirabile signum 8).

El ciclo navideño es una paulatina manifestación del Misterio de la Encarnación, que comienza la noche de Navidad en donde el Niño es presentado a los pobres, de ayer y hoy, y culmina con la fiesta del Bautismo del Señor en donde el Dios, comunidad de amor Trinitario, revela la misión de Jesús.

En ese contexto el segundo domingo de Navidad nos nuestra la identidad profunda de Jesús, poéticamente expresado por el Prólogo del Evangelio de Juan. Pero al mismo tiempo nos ayuda a captar como la acción de Dios se expresa en su sabiduría tal como lo expresa el fragmento del libro del Eclesiástico que leemos en  esta celebración. Por último, el himno de la carta a los Efesios es el corolario adecuado de este día.

Dejémonos iluminar por la profundidad de este misterio para que nos impulse a afrontar los desafíos del tiempo que nos toca vivir. Con la certeza que en Jesús está la vida, y la vida es la luz de los hombres (Cf Jn 1,4).

Fray Edgardo César Quintana O.P.
Fray Edgardo César Quintana O.P.
Casa Ntra. Sra. del Rosario (Montevideo)