Mes: septiembre 2021

26 de Septiembre. Evangelio según san Marcos. Comentario Bíblico.

Marco:actitud de aceptación y tolerancia frente a los que obran el bien sea cual sea su procedencia.

1ª: ¡Si se actúa en nombre de Jesús se pertenece a su grupo!

Hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros…No se lo impidáis. Sabemos que en tiempo de Jesús existían en Israel muchos exorcistas, hasta el punto de que a Jesús mismo se le tenía por exorcista y ciertamente el evangelio recoge episodios de expulsión de demonios. Es una práctica que corresponde a un mundo cultural muy peculiar. En aquel entonces se atribuía a posesión diabólica muchos efectos de enfermedades misteriosas. El demonio es el enemigo del hombre. La relación era lógica y coherente en aquel momento. Alguien quiso utilizar el nombre de Jesús para el ejercicio de esta práctica porque había observado la eficacia y la fuerza de Jesús para expulsar demonios. En el nombre quiere decir en la persona de aquel que se nombra. Y en nombre de Jesús realizarán la misma práctica los discípulos después de la resurrección de Jesús. En el fondo se trataba de una práctica liberadora de los males del hombre. La invocación del nombre de Jesús es eficaz. Pues bien, este es el caso del relato evangélico de hoy. El problema se le planeta a Juan es que hay alguien que se propia del nombre de Jesús para realizar esta práctica y no pertenece al grupo. También en este episodio aparece la fuerza de cohesión de un grupo y sus peculiaridades en la actuación. Si no participa de los secretos del grupo no puede actuar en nombre de Jesús. El concepto de universalidad de Jesús todavía no había sido entendido. Los secretos del grupo, del cual hay que defenderlos celosamente. La lógica es impedírselo por apropiación indebida. Sólo así se entiende el conjunto. Ayer como hoy existe la tendencia a la guarda celosa de la propiedad del grupo. La apertura, la disponibilidad y la magnanimidad son actitudes que eran muy costosas ayer y hoy.

2ª: ¡El seguimiento de Jesús conlleva una actitud ante la vida coherente y exigente!

Si tu… Todas estas afirmaciones pertenecen a un mismo estilo utilizado por Jesús: paradójico, incisivo, desconcertante, invitación a la atención cuidadosa. Probablemente son dichos de Jesús pronunciados en otra ocasión distinta a los anteriores. Pero Marcos ha querido unirlos con ellos. Ciertamente, Jesús abre fronteras, acoge a los hombres de buena voluntad, aprecia todos los valores y se deja guiar por una actitud integrador. Pero esto no merma su conciencia de representar una enseñanza singular. Se podría sintetiza en una extensión muy utilizada hoy: Jesús es único y universal. Esa una de las tensiones más ricas para descubrir la eficacia de su persona, de su actuación y de su misión. Todos los valores son aprovechables y se pueden integrar en el proyecto del reino. Pero esto no anula el hecho también fundamental de que Jesús es único, el único salvador y el único revelador del Padre. El sólo es el Camino y la Verdad y la Vida. De este modo cuando Jesús adopta una actitud integradora revela a la vez otra verdad: en todos esos valores hay una chispa de la única revelación de Dios que se manifiesta en la creación y en la manifestación positiva y llega a su plenitud en Jesús mismo. Necesitan los hombres de nuestro mundo reconocer las dos cosas a la vez: la unicidad y la universalidad de Jesús, porque ese es el camino que les conduce a la salvación. Y esto se puede y se debe presentar a los hombres cultos y a los incultos proclamando la necesidad del seguimiento exigente de Jesús que conduce a un sentido gozoso y en comunión de la vida de los hombres. Todos podemos convivir, porque todos podemos compartir muchos elementos buenos para los hombres. El radicalismo, el exclusivismo no caben el proyecto de Jesús. Pero él mismo nos invita a la radicalidad de su seguimiento para apreciar y respetar la universalidad de los valores. Sea en las esferas de los que piensan o en las esferas del cotidianos vivir necesitamos esta actitud y enseñanza de Jesús para conseguir una sociedad más realmente justa y preocupada por el bien común de todos porque son valores permanentes del reino que Jesús vino a proclamar, instaurar y realizar en su misión y en su vida.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)

26 de Septiembre. XXVI Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio según san Marcos ( Mc 9:38-43,45,14-48)

En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: “Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos”. Pero Jesús le respondió: “No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor.

Todo aquel que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa.

Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar.

Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela; pues más te vale entrar manco en la vida eterna, que ir con tus dos manos al lugar de castigo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo; pues más te vale entrar cojo en la vida eterna, que con tus dos pies ser arrojado al lugar de castigo. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al lugar de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga’’.

Comentario Bíblico. Evangelio: Marcos (9,30-37): El que se entrega debe ser el primero

III.1. El evangelio de Marcos nos muestra un segundo paso de Jesús en su camino hacia Jerusalén, acompañado por sus discípulos. El maestro sabe lo que le espera; lo intuye, al menos, con la lucidez de un profeta: la pasión y la muerte, pero también la seguridad de que estará en las manos de Dios para siempre, porque su Dios es un Dios de vida. Pero ese anuncio de la pasión se convierte en el evangelio de hoy en una motivación más para hablar a los discípulos de la necesidad del servicio.

III.2. No merece la pena discutir si este segundo anuncio de la pasión son “ipsissima verba” o son una adaptación de la comunidad a las confidencias más auténticas de Jesús. Hoy se acepta como histórico que Jesús “sabía algo” de lo que le esperaba. Que la comunidad, después, adaptara las cosas no debería resultar extraño. Este segundo anuncio de la pasión lo presenta el evangelista como una enseñanza (edídasken= les enseñaba). Pero los discípulos ni lo entendían ni querían preguntarle, ya que les daba pánico. Este no querer preguntarle es muy intencionado en el texto, porque no se atrevían a entrar en el mundo interior y profético del Maestro. Jesús tuvo paciencia y pedagogía con ellos y por eso Marcos nos ha presentado “tres” anuncios en un corto espacio de tiempo (8,27-10,32).

III.3. Tampoco Pedro, en el primer anuncio (8,27-33), lo había entendido cuando quiere impedir que Jesús pueda ir a Jerusalén para ser condenado. No encajaba ese anuncio con su confesión mesiánica, que tenía más valor nacionalista que otra cosa. Marcos ha emprendido, desde ahora en su narración una dirección que no solamente es reflejo histórico del camino de Jesús a Jerusalén, sino de “enseñanza” para la comunidad cristiana de que su “Cristo” no se fue de rositas a Jerusalén. Que confesar el poder y la gloria del Mesías es o puede ser un tópico religioso poco profético. En realidad eso es así hasta el final, como lo muestra la escena de Getsemaní (14,32-42) y en la misma negación de Pedro (14,66-72). Los discípulos no entendieron de verdad a Jesús, ni siquiera por qué le siguieron, hasta después de la Pascua.

III.4. En Carfarnaún, en la casa, que es un lugar privilegiado por Marcos para las grandes confidencias de Jesús, porque es el símbolo de donde se reúne la comunidad, (como cuando les explica el sentido de las parábolas), les pregunta por lo que habían discutido por el camino; seguramente de grandezas, de ser los primeros cuando llegase el momento. Sus equivocaciones mesiánicas llegaban hasta ese punto. Jesús tomó a un niño (muy probablemente el que les servía) y lo puso ante ellos como símbolo de su impotencia. Es verdad que el niño, como tal, también quiere ser siempre el primero en todo, pero es impotente. Sin embargo, cuando los adultos quieren ser los primeros, entonces se pone en práctica lo que ha dicho el libro de la Sabiduría. Y es que el cristianismo no es una religión de rangos, sino de experiencias de comunión y de aceptar a los pequeños, a los que no cuentan en este mundo.

III.5. Acoger en nombre de Jesús a alguien como un niño es aceptar a los que no tienen poder, ni defensa, ni derechos; es saber oír a los que no tienen voz; son los pobres y despreciados de este mundo. La tarea, como muy bien se pone de manifiesto en la praxis cristiana que Marcos quiere trasmitir a su comunidad, no está en sopesar si los que se acogen son inocentes o no, sino que debemos mirar a la vulnerabilidad. Quizás los pequeños, los niños, los pobres, los enfermos contagiosos, no son inocentes. Tampoco los niños lo son. Es el misterio de la vulnerabilidad humana lo que Jesús propone a los suyos. Pero los “suyos” –en este caso los Doce-, discutían por el camino quién sería el segundo de Jesús en su ”mesianidad” mal interpretada. Esta es una enseñanza para el cristianismo de hoy que se debe plasmar en la Iglesia. La opción por los “vulnerables” (¡los pobres!) es la verdadera moral evangélica.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

19 de Septiembre. XXV Domingo del Tiempo Ordinario.

Evangelio según san Marcos (Mc 9,30-37)

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaban Galilea, pero él no quería que nadie lo supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le darán muerte, y tres días después de muerto, resucitará”. Pero ellos no entendían aquellas palabras y tenían miedo de pedir explicaciones.

Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntó: “¿De qué discutían por el camino?” Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido sobre quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.

Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado”.

Comentario Bíblico.Evangelio: Marcos (8,27-35): Seguir a Jesús desde nuestra cruz

III.1. El evangelio nos presenta un momento determinante de la vida de Jesús en que debe plantear a los suyos, a los que le han quedado, las razones de su identidad para el seguimiento: ¿a dónde van? ¿a quién siguen? El texto, pues, del evangelio, tiene cuatro momentos muy precisos: la intención de Jesús y la confesión mesiánica de Pedro en nombre de los discípulos (vv.27-30); el primer anuncio de la pasión (v. 31); el reproche de Jesús a Pedro y a los discípulos por pretender un mesianismo que no entran en el proyecto de Dios (vv.32-33), que Jesús asume hasta las últimas consecuencias, como el mismo Siervo de Yahvé. Y, finalmente, los dichos sobre el seguimiento (vv.34-37). Este es uno de los momentos estelares de la narración del evangelio de Marcos. La crisis en Galilea se ha consumado y el seguimiento de Jesús se revela abiertamente en sus radicalidades. Galilea ha sido un crisol… ahora están a prueba los que le han quedado, cuyas carencias son manifiestas en este confesión mesiánica. Por eso las palabras sobre el seguimiento de Jesús son para toda la gente, no solamente para sus discípulos. Es el momento de comenzar al camino a Jerusalén, con todo lo que ello significa para Jesús en su proyecto del anuncio del Reino.

III.2. Pedro considera que confesarlo como Mesías sería lo más acertado, pero el Jesús de Marcos no acepta un título que puede prestarse a equívocos. El Mesías era esperado por todos los grupos, y todos creían que sería el liberador político del pueblo. Jesús sabe que ni su camino ni sus opciones son políticas, porque no es ahí donde están los fundamentos del Reino de Dios que ha predicado. Por eso, para aclarar el asunto viene el primer anuncio de la pasión; de esa manera dejaría claro que su mesianismo, al menos, no sería como lo esperaban los judíos y, a la vez, sus discípulos debían aprender a esperar otra cosa. Ya Jesús veía claro que su vida en Dios debía pasar por la muerte. No porque Dios quisiera o deseara esa muerte. El Dios Abbá no podía querer eso. Pero los hombres no dejarían otra alternativa a Jesús, en nombre de su Dios.

III.3. El reproche de Jesús a Pedro, uno de los más duros del evangelio, porque su mentalidad es como la de todos los hombres y no como la voluntad de Dios, es bastante significativo. Jesús les enseña que su papel mesiánico es dar la vida por los otros; perderla en la cruz. Eso es lo que pide a los que le siguen, porque en este mundo, triunfar es una obsesión; pero perder la vida para que los otros vivan solamente se aprende de Dios que se entrega sin medida. El triunfo cristiano es saber entregarse a los demás. No sabemos si Jesús pudo hablar directamente de cruz o estos dichos están un poco retocados en razón de lo que ocurrió en Jerusalén con la muerte histórica de Jesús siendo crucificado bajo Poncio Pilato, quien decidió esa clase de muerte. Pero Jesús sí que contaba ya con la muerte, no veía otra salida.

III.4. Por eso, la cruz, en los dichos, es la misma vida. Nuestra propia vida, nuestra manera de sentir el amor y la gracia, el perdón y la misericordia, la ternura y la confianza en la verdad y en Dios como Padre. Eso es “una cruz” en este mundo de poder y de ignominia. La cruz no es un madero, aunque para los cristianos sea un signo muy sagrado. La cruz está en la vida: en amar frente a los que odian; en perdonar frente a la venganza. Esa es una cruz porque el mundo quiere que sea una cruz; no simplemente un madero. La cruz de nuestra vida, nuestra cruz (“tome su cruz”, dice el dicho de Jesús), sin pretender ser lo que no debemos; sin vanagloriarnos en nosotros mismos. La cruz es la vida para los que saben perder, para los que saben apostar. Por eso se puede hablar con sentido cristiano de “llevar nuestra cruz” y no debemos avergonzarnos de ello. No porque nuestro Dios quiera el sufrimiento… pero el sufrimiento de los que dan sentido a su vida frente al mundo, viene a ser el signo de identidad del verdadero seguimiento de Jesús.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

12 de Septiembre. XXIV Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio según san Marcos (Mc 8,27-35)

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesarea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos le contestaron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas”.

Entonces él les preguntó: “Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?” Pedro le respondió: “Tú eres el Mesías”. Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie.

Luego se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día.

Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: “¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres”.

Después llamó a la multitud y a sus discípulos, y les dijo: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará”.

Comentario Biblico. XXIII Domingo del Tiempo Ordinario.

Evangelio: Marcos (7,31-37): El Effatá del Reino

III.1. El evangelio de Marcos (7,31-37) nos narra la curación de un sordomudo en territorio de la Decápolis (grupo de diez ciudades al oriente del Jordán, en la actual Jordania), después de haber actuado itinerantemente en la Fenicia. Se trata de poner de manifiesto la ruptura de las prevenciones que el judaísmo oficial tenía contra todo territorio pagano y sus gentes, lo que sería una fuente de impureza. Para ese judaísmo, el mundo pagano está perdido para Dios. Pero Jesús no puede aceptar esos principios; por lo mismo, la actuación con este sordomudo es un símbolo por el que se va a llegar hasta los extremos más inauditos: Va a tocar al sordomudo. No se trata simplemente de una visita y de un paso por el territorio, sino que la pretensión es que veamos a Jesús meterse hasta el fondo de las miserias de los paganos.

III.2. Vemos a Jesús actuando como un verdadero curandero; incluso le cuesta trabajo, aunque hay un aspecto mucho más importante en el v. 34, cuando el Maestro “elevó sus ojos al cielo”. Es un signo de oración, de pedir algo a Dios, ya que mirar al cielo, como trono de Dios, es hablar con Dios. Y entonces su palabra Effatá, no es la palabra mágica simplemente de un secreto de curandero, sino del poder divino que puede curarnos para que se “abran” (eso significa Effatá) los oídos, se suelte la lengua y se ilumine el corazón y la mente. Y vemos que el relato quiere ser también una lección de discreción: no quiere ser reconocido por este acto taumatúrgico de curación de un sordomudo, sino por algo que lleva en su palabra de anunciador del Reino. Dios actúa por él, curando enfermedades, porque el Reino también significa vencer el poder del mal. Los enfermos en aquella sociedad religiosa, eran considerados esclavos de “Satanás” o algo así.

III.3. Su «tocar» es como la mano de Dios que llega para liberar los oídos y dar rienda suelta a la lengua. La significación, pues, por encima de asombrarnos de los poderes taumatúrgicos, es poner de manifiesto que con los oídos abiertos aquél hombre podrá oír el mensaje del evangelio; y soltando su lengua para hablar, advierte que, desde ahora, un pagano podrá también proclamar el mensaje que ha recibido de Jesús al escucharlo en la novedad de su vida. Esta es una lección que hoy debemos asumir como realidad, cuando en nuestro mundo se exige la solidaridad con las miserias de los pueblos que viven al borde de la muerte.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

5 de septiembre. Introducción XXIII Domingo del Tiempo Ordinario : “Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos ”

Cada vez que nos reunimos para la celebración de nuedtra fe en el día del Señor lo hacemos con el convencimiento de que Él se hace presente en medio de nostros ofreciéndonos el alimento eucarístico de su misma presencia sacramental, y el poder y la fuerza de su Palabra que viene a germinar en cada uno de nosotros para transformar nuestras vidas.

La Palabra que hoy nos ofrece la Liturgia Eucarística de este XXIII Domingo del Tiempo Ordinario nos invita a la esperanza, a no dejarnos vencer por el miedo, a mirar y a acoger con predilección a los más humildes y sencillos, a admirarnos y asombrarnos con la bondad que el Señor Jesucristo muestra hacia cuantos padecen enfermedad o sufrimiento.

Acojamos con gratitud este hermoso mensaje, dejemos que fructifique en nosotos y cambie nuestra vida, para que, encendidos en fe y en esperanza, atento a aliviar de su dolor a los que sufren, seamos en y con el Señor Jesucristo motivo de gozo para otros muchos. Así contribuiremos, de forma callada y eficaz, a que el mañana de nuestra historia sea un poco mejor, quizás, para todos.

Fr. César Valero Bajo O.P.
Convento de Santa Sabina (Roma)

5 de Septiembre. XXIII Domingo del Tiempo Ordinario.

Evangelio según san Marcos (Mc 7, 31-37)

En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. Él lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: “¡Effetá!” (que quiere decir “¡Abrete!”). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.

Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: “¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.