Día: 1 de febrero de 2013

Cantaremos. 3 de Febrero. IV Domingo del Tiempo Ordinario /C

¡De la admiración al rechazo y al intento de asesinato!

Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios… Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos… El escándalo que se produce radica en esta paradoja: a Jesús le conocen bien, ha vivido con ellos y ha trabajado con ellos durante muchos años, conocen bien su procedencia. ¿Cómo es posible que éste sea el Profeta esperado para la plenitud de los tiempos, el Mesías anunciado desde antaño? Por eso se producen dos reacciones entre los oyentes: una primera, de admiración y una segunda, de rechazo. Este encuentro en la sinagoga de Nazaret marca escuetamente el destino de Jesús. Su ministerio será una alternancia de admiración y de rechazo. Él mismo advertirá más adelante, exclamando lleno del Espíritu Santo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las has dado a conocer a los sencillos (Lc 10,21-22). Según el testimonio unánime de los evangelistas, Jesús habría afirmado: os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra y entre los suyos. La vocación profética es una llamada gratuita de parte de Dios y no un derecho familiar o hereditario y, por eso, ha de ser siempre un hombre libre. Jesús ha llevado la misión profética a su máxima perfección. Hoy como ayer la autenticidad profética exige esta actitud de total libertad frente a las presiones de intereses a menudo en desacuerdo con su verdadera misión. Los cristianos en medio del mundo son puntos de referencia críticos porque desde el bautismo son, como Jesús, profetas, sacerdotes y reyes. Tarea nada cómoda ni nada fácil. Por eso se trata de un signo de autenticidad.

Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba. El final del relato es sobrecogedor e inquietante. Es una de las afirmaciones más trágicas, relacionadas con Jesús, que encontramos en los relatos evangélicos. Para pertenecer al verdadero discipulado la razón de ser paisano suyo no tiene valor ninguno. Sólo lo pueden ser, responde Jesús, los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen o la hacen realidad en sus vidas. La Iglesia de hoy ha de entender sinceramente que para pertenecer al grupo de los discípulos no hay privilegios. Todo es gratuito como punto de arranque y todo es responsabilidad sincera como puesta en marcha. Si los cristianos, en medio del mundo, viven esta doble experiencia serán testigos convincentes y creíbles del Jesús que sigue vivo.
Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)

CANTAREMOS:

  • Cantando la alegría de vivir………………………….37
    • Señor ten piedad-Gloria-Aleluya
    • Antífona
  • Este es el momento…………………………………..73
    • Santo-Padre nuestro-La Paz
    • Cordero de Dios
  • El Señor es mi fuerza…………………………………80
  • Viva Cristo………………………………………………218

3 de Febrero. IV Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Lucas (Lc 4,21-30)

En aquel tiempo, después de que Jesús leyó en la sinagoga un pasaje del libro de Isaías,dijo:
–Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que ustedes acaban de oír.
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de sabiduría que salían de sus labios.
Y se preguntaban:
–¿No es éste el hijo de José?
Y Jesús les dijo:
–Sin duda me dirán aquel refrán: «Médico, cúrate a ti mismo»y haz aquí, en tu propia tierra. todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm.
Y añadió:
–Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y seis meses y hubo una hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del Profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán, que era de Siria.
Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta un barranco del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús pasando por en medio de ellos, se alejó de ahí.