7 de Abril. I Domingo de Pascua /C . Fiesta de la Divina Misericordia.

Evangelio según san Juan (Jn 20,29)

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
–La paz esté con ustedes.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
–La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo.
Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
–Reciban al Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados les quedaran perdonados; a quienes no se los perdonen les quedaran sin perdonar.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
–Hemos visto al Señor.
Pero él les contestó:
–Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no creeré.
A los ocho días, estaban otra vez los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús, se presentó en medio de ellos, y dijo:
–La paz esté con ustedes.
Luego dijo a Tomás:
–Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no sigas dudando, sino cree.
Contestó Tomás:
–¡Señor mío y Dios mío!
Jesús añadió:
–¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.