Día: 18 de septiembre de 2014

La educación privada, ¿Una oportunidad para estatizarla?

¿La oportunidad de estatizar de la educación privada?.

Carlos Romero Mendoza

Vivo la experiencia de participar como padre en el proceso del aumento de matrícula y mensualidad de un colegio privado, que ha sido tan complejo, que concluyo pensando fríamente, que estamos ante una estrategia claramente definida para estatizar la educación privada, ello como consecuencia directa de la eliminación de la Sociedad de Padres y Representantes, que ha debilitado la capacidad organizativa de los Colegios, o mejor dicho, que ha lesionado los lazos o vínculos entre colegio y padres.

Soy miembro del Consejo Educativo y participo en la comisión pastoral y durante el año pasado no hubo al menos convocatoria a ninguna de las Asambleas que cada tres meses exige la Resolución en ese Colegio, por lo tanto puedo decir con propiedad que la prueba no funcionó. Más bien, la activación de este consejo sirvió para que las autoridades religiosas, acatando la legalidad y aparentemente, siguiendo recomendaciones de la Asociación Venezolana de Escuelas Católicas, pidiera el desalojo de la Sociedad de Padres y Representantes de las instalaciones y actividades del Colegio respectivo.

Una decisión así, afecta el ambiente organizacional, y a ello hay que sumarle la decisión de cambiar autoridades de larga vida laboral en esa institución privada, con lo cual, impacta aún más a quienes tienen tradición de padres y representantes en esa institución. Por lo tanto el luto natural de cambios drásticos, la resistencia a cambios que siempre existe en procesos de cambio organizacional, se unen a un proceso de desmantelamiento de las fundaciones del Colegio y hoy prácticamente lo único que puede ofrecer el colegio son las clases normales y legales desde las 7 hasta las 11:45, y no podrá ir más allá hasta que los padres se organicen o el Estado decida el presupuesto.

En un año, he sido testigo de cómo la Resolución 058 y la nueva Resolución, intervienen en el Colegio, alimentan la ruptura de la armonía y quiebran la capacidad de diálogo.

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