Día: 30 de enero de 2015

Cantaremos–1 de Febrero, IV Domingo del Tiempo Ordinario /B

Ojalá escuchéis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón

En este relato tan particular se enfrentan dos mundos, el del enfermo y endemoniado con su doctrina y su mundo roto en mil pedazos y el del Jesús, el profeta que, de parte de Dios, anuncia un tiempo nuevo. Incluso los enfermos se resisten a dejar de ser lo que eran, o los que los otros querían que fueran. Su venganza es decir quién es Jesús, el “santo de Dios”, y esto en el evangelio de Marcos es como romper “el secreto mesiánico” que solamente había de revelarse en el fracaso de la cruz (allí lo hará un centurión pagano, Mc 15). Pero ya aquí se adelanta algo del triunfo de Jesús. Al revelar el “endemoniado” quién era Jesús, estaba poniendo de manifiesto que era capaz de reconocer la mano de Dios, como la gente, donde los encargados y dirigentes de la “palabra” y de las cosas de Dios solamente se ocupaban de condenar y de privar de dignidad y libertad a las personas. Este, y no otro, es el sentido de este relato que, sin duda, tiene cosas históricas de la praxis de Jesús de Nazaret. Pero lo más importante son sus significaciones, expresadas simbólicamente y no por ello menos reales, para los que acogen el mensaje nuevo de Jesús: las buenas noticias de parte de Dios, liberan psíquica y espiritualmente.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

 

CANTAREMOS :

      • Vienen con alegría …………………………………………219
        • Señor ten piedad – Gloria
        • Aleluya – Antífona
      • Este pan y vino ………………………………………………91
        • Santo – Padre Nuestro
        • La Paz – Cordero de Dios
      • Con nosotros está ………………………………………….45
      • Tan cerca de mi …………………………………………..193
      • Viva Cristo ………………………………………………….218

1 de Febrero–IV Domingo del Tiempo Ordinario /B

Evangelio según san Marcos (Mc 1,21-28)

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, que se puso a gritar:
– «¿Qué quieres tú de nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo ordenó:
– «Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo sacudiendo al hombre con violencia y, dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban:
– «¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.»
Y muy pronto su fama se extendió en seguida por toda Galilea.