Día: 27 de enero de 2017

Cantaremos – 29 de Enero . IV Domingo del Tiempo Ordinario /A

En el Sermón de la Montaña, Cristo desborda su corazón revelándonos los misterios del Reino. Nos comunica una chispa de la sabiduría de Dios y nos da la clave de la felicidad. Sólo que con nuestra mentalidad todo lo queremos al instante, de todo pretendemos la respuesta inmediata, todo debe producirnos ganancia, placer y éxito inmediato. Queremos los frutos sin el trabajo de la siembra y de la cosecha. Sin embargo, en la montaña, Jesús nos habla de manera diferente. Nos dice que luchemos hoy para triunfar mañana…que nos neguemos hoy para recibir los frutos después.

Allí Jesús va perfeccionando mandamiento por mandamiento, pues si la Ley de Moisés trataba de hacer bueno al hombre, el Señor quiere algo más: nos pide ser perfectos como su Padre Celestial es perfecto. Estas enseñanzas de Jesús, son algo más que un simple código de ética. Expresan más bien una manera de ser, y la conciencia de esta manera de ser, estalla en las Bienaventuranzas. El Señor nos trazó un programa de vida proponiéndonos una fortaleza que sólo con su gracia es posible. Desde la Montaña nos dejó en claro que el reino de los cielos no se consigue por palancas e influencias…cada uno debe trabajar y ganarse su cosecha.

CANTAREMOS:

      • Vienen con alegría ……………………………………….. 219
        • Señor ten piedad – Gloria
        • Aleluya – Antífona
      • Este es el momento ……………………………………..   73
        • Santo – Padre nuestro
        • La Paz – Cordero de Dios
      • Otras bienaventuranzas ……………………………….   126
      • Al atardecer de la vida …………………………………      3
      • Si me falta el amor ………………………………………  178

29 de Enero – Mateo (5,1-12): Elegir el mundo de las bienaventuranzas como identidad cristiana

III.4. En definitiva, el evangelio de Mateo (5,1-12), concretamente las bienaventuranzas, es la expresión de la mentalidad de Jesús de cómo debemos entender la llegada del Reino de Dios. ¿Son una utopía que propone Jesús, sin visos de realidad? Esa sería la respuesta fácil. No obstante, las utopías (lo que está fuera de los normal), no se proponen para soñar sino para vivir con ellas y desde ellas. La ética de las bienaventuranzas, pues, requiere nuestra praxis. Jesús habla así, no solamente porque soñaba, sino porque las vivía desde su propia experiencia personal y desde ahí sentía la fuerza de Dios y del evangelio con el que se había comprometido. Lo importante es su mensaje, que no puede ser distinto de algo así: Jesús piensa y vive desde el mundo de los pobres, y piensa y vive desde ese mundo para liberarlos. Así debemos entender la primera aproximación al mensaje de hoy. Esa es una realidad social, pero a la vez es una realidad teológica. Es en el mundo de los pobres, de los que lloran, de los limpios de corazón, de los perseguidos por la justicia, de los que hacen la paz, donde Dios se revela. Y lógicamente, Dios no quiere ni puede revelarse en el mundo de los ricos, del poder, de la ignominia. El Reino que Jesús anuncia es así de escandaloso. No dice que tenemos que ser pobres y debemos vivir su miseria eternamente. Quiere decir, sencillamente, que si con alguien está Dios inequívocamente es en el mundo de aquellos que los poderosos han maltratado, perseguido, calumniado y empobrecido. Y por ello ¿dónde debemos estar los cristianos? En el mundo del no-poder, que es el de las bienaventuranzas.

III.5. Podemos añadir algo que nos parece muy pedagógico e imprescindible y que tiene que ver con la praxis misma de las bienaventuranzas. J. Mateos traducía la primera bienaventuranza de la siguiente forma “los que eligen ser pobres porque esos tienen a Dios por rey” y así lo plasma en su edición del NT. Lo justificaba (cf El Evangelio de Mateo. Lectura comentada, Cristiandad, Madrid, 1981) muy acertadamente, porque, en definitiva, no se puede ser “pobre de espíritu” o “en el espíritu” buscando simplemente una interioridad, sino que la opción por la pobreza frente a la riqueza es un reto frente a este mundo de competencia y de injusticia. Pero deberíamos decir, ya un poco fuera de la literalidad del texto y de la posibilidad de la traducción, que esta “opción” de “elegir” debe ser la tónica de todas las bienaventuranzas de Mateo. Y esto es lo que los cristianos deben “elegir” para ser solidarios con los que viven esas situaciones reales. Porque las bienaventuranzas de Jesús se inspiran en la situación inhumana que viven muchos hijos de Dios y es en ese mundo de las bienaventuranzas donde Dios se siente el Dios vivo, el Dios de verdad. Por eso los seguidores de Jesús debemos “elegir”, como opción radical, ese mundo de las bienaventuranzas para que la fuerza liberadora del evangelio cambie ese mundo.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

29 de Enero – IV Domingo del Tiempo Ordinario /A

Evangelio según san Mateo (Mt 5,1-12)

En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, hablándoles así:

“Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos los que lloran,
porque serán consolados.
Dichosos los sufridos,
porque heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque obtendrán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque se les llamará hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos”.