Día: 22 de abril de 2017

Cantaremos – II Domingo de Pascua.

De nuevo están los discípulos reunidos, a pesar de que Jesús no está con ellos con ellos.  Hay en aquella comunidad  un vacío que nadie puede llenar. Les falta Jesús. ¿A quién seguirán ahora? ¿Qué podrán hacer sin él? “Está anocheciendo” en Jerusalén y también en el corazón de los discípulos. Dentro de la casa, están “con las puertas cerradas”. Es una comunidad sin misión y sin horizonte, encerrada en sí misma, sin capacidad de acogida. Nadie piensa ya en salir por los caminos a anunciar el reino de Dios. Con las puertas cerradas no es posible acercarse al sufrimiento de las gentes.

Los discípulos están llenos de “miedo a los judíos”. Es una comunidad paralizada por el miedo, en actitud defensiva. Solo ven hostilidad y rechazo por todas partes. Con miedo no es posible amar el mundo como lo amaba Jesús, ni infundir en nadie aliento y esperanza. De pronto, Jesús resucitado toma la iniciativa. Viene a rescatar a sus seguidores. “Entra en la casa y se pone en medio de ellos”. La pequeña comunidad comienza a transformarse. Del miedo pasan a la paz que les infunde Jesús. De la oscuridad de la noche pasan a la alegría de volver a verlo lleno de vida. De las puertas cerradas van a pasar pronto a la apertura de la misión.

Jesús les habla poniendo en aquellos pobres hombres toda su confianza: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. No les dice a quién se han de acercar, qué han de anunciar ni cómo han de actuar. Ya lo han podido aprender de él por los caminos de Galilea. Serán en el mundo lo que ha sido él. Jesús conoce la fragilidad de sus discípulos. Muchas veces les ha criticado su fe pequeña y vacilante. Necesitan la fuerza de su Espíritu para cumplir su misión.  Exhala su aliento sobre ellos y les dice: “Recibid el Espíritu Santo”. Solo Jesús salvará a la Iglesia. Solo él nos liberará de los miedos que nos paralizan…..Lo que se nos pide es reavivar en toda la Iglesia la confianza en Jesús resucitado.  ( Tomado de la homilía de J.A. Pagola)

CANTAREMOS:

      • El Señor resucitó, Aleluya ………………………………… 286
        • Te vengo a ofrecer
      • Resucitó, Aleluya ……………………………………………… 284
      • Al partir el pan …………………………………………………   194
      • El Señor ha resucitado …………………………………….…  71

Episcopado venezolano: La protesta cívica y pacífica no es un delito. ¡Es un derecho!

“Los venezolanos exigimos el respeto a nuestros derechos civiles y a todos nuestros derechos”, piden los Obispos venezolanos mediante un comunicado ante las recientes protestas que han propiciado la muerte de dos jóvenes y la detención de más de trescientas personas.

El Episcopado venezolano hace un llamado “a rechazar  cualquier manifestación de violencia y a respetar los derechos de todos y cada uno de los ciudadanos”.

“La democracia se caracteriza, ante todo, por el respeto y protección de los derechos de los ciudadanos. Cuando el Estado (o el Gobierno) los desconoce  o irrespeta, deja de ser un Estado democrático, pierde legitimidad en su desempeño, pues su función es la defensa de todos los ciudadanos independientemente de su ideología política”, dice el comunicado.

En las manifestaciones del miércoles, 19 de abril, los dos fallecimientos por disparo de bala ocurrieron en Caracas y San Cristóbal, ocasionadas por grupos irregulares. Y las detenciones en diversas ciudades donde se registraron tensos enfrentamientos entre manifestantes y policías.

La protesta cívica y pacífica no es un delito. ¡Es un derecho!  Su control no puede ser una represión desmedida. La Constitución Nacional la garantiza, las leyes la amparan. La sociedad la reclama y la protege. La Iglesia acompaña y exhorta a los ciudadanos para que sea pacífica.  Las marchas cívicas deben ser libres sin más restricciones que las que se derivan del deber de respetar la vida, la propiedad y el bien común”, expresaron los Obispos.

La Conferencia Episcopal Venezolana pide “a todos los ciudadanos, a los creyentes en Cristo y a los hombres y mujeres de buena voluntad, actuar según la recta conciencia, los principios democráticos y las leyes del país, así como ejercer el derecho a la manifestación y protesta pública de manera respetuosa con las personas y propiedades y de modo responsable y pacífico”.    

Los Obispos también recordaron la invitación del Papa Francisco a “la búsqueda de válidas soluciones pacíficas antes las controversias, para el progreso y la consolidación de las instituciones democráticas, en el pleno respeto del estado de derecho” (Bendición Urbi et orbi, 16.04.2017).

Los grupos opositores al gobierno han convocado nuevamente a una manifestación nacional este jueves, 20 de abril, para pedir soluciones al conflicto político, la liberación de presos políticos y la realización de elecciones generales.

Johan Pacheco para RADIO VATICANA. @padrejohan

23 de Abril – II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia.

Evangelio según san Juan (Jn 20,19-31)

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.

De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.

Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.

Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Luego le dijo a Tomás: “Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”. Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús añadió: “Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”.

Otros muchos signos hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.