Natalicio del Libertador

24 de julio de 2020

El 24 de julio es día de fiesta nacional en Venezuela: se celebra el Natalicio o nacimiento del Libertador… En realidad, el 24 de julio no fue fiesta nacional, sino hasta que el Gral. Antonio Guzmán Blanco, siendo Presidente, lo declarara como tal. Hasta entonces se había celebrado como fiesta nacional en Venezuela el 28 de octubre, día de los Santos Apóstoles Simón y Judas Tadeo Apóstoles, Onomástico del Libertador. De hecho, Simón Bolívar celebraba todos los años en grande su Onomástico, no tanto su nacimiento, su cumpleaños. Pero, ¿nació Bolívar verdaderamente un 24 de julio? Una de las pocas ocasiones,en que le celebraron el cumpleaños fue en el Cuzco, en el año 1825. Después de una corta permanencia en la villa de Urubamba, volvió el Libertador al Cuzco, y —se lee en el Periódico “El Sol del Cuzco” correspondiente al 27 de agosto de 1825— “experimentó de nuevo las festivas demostraciones de sus habitantes, que por las calles de su entrada en tapizaron ventanas, balcones y puertas; la salva de artillería y de un repique general de campanas avisaron su llegada a los barrios distantes y a toda la ciudad que le aguardaba con ansia.
El Iltmo. Señor Obispo obsequió a S.E. con un día de comida, y una noche de refresco: en ambas funciones se manifestaron la abundancia, la delicadeza y el gusto. El 25[de julio] logró el Cuzco la incomparable dicha de asistir en corporaciones a la Misa de gracias, que se celebró por el cumpleaños de S.E. en cuyo obsequio y memoria de su nacimiento, se presentó un suntuoso ambigú y baile ”.
Es de notar, que el cumpleaños fue celebrado no el 24, sino el 25 de julio… En todo caso, Bolívar nació en la noche del 24 al 25 de julio de 1783…

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios —es el nombre completo— fue hijo de Juan Vicente Bolívar y Ponte y María de la Concepción Palacios y Blanco… una mujer piadosa: su insigne piedad queda atestiguada por su Rosario de filigrana de plata y cuentas de madreperla, que forma parte del lote de joyas del Libertador adquiridas por el Banco Central de Venezuela en el año 1988. Esa piedad la quiso transmitir a sus cuatro hijos María Antonia, Juana, Juan Vicente y Simón. El Cardenal José Humberto Quintero recreó con bellas palabras la familiar escena: “Sentada en severa poltrona,ante el altar doméstico el que ilumina constante lamparita, durante las apacibles veladas del hogar. Doña María Concepción Palacios de Bolívar, como buena madre de recia cepa española, enseña al último de sus hijos, ya de cuatro años, los rudimentos de la doctrina cristiana. Con su fina mano aristocrática, en la que fulgen valiosos anillos, toma la lilial del niñito y, llevándosela a la frente, a los labios y al pecho, lo acostumbra a hacer la señal de la cruz. Luego, juntándole las delicadas manecitas, lo obliga a decir lentamente el Padrenuestro, el Avemaría y las otras oraciones familiares; el infante repite, con gracioso balbuceo, las devotas y sagradas palabras que van brotando, suaves y fervorosas, de los labios maternos”.Además del Padrenuestro y del Avemaría, ¿qué otras oraciones le enseñaría?

En aquella época, en Caracas se rezaba frecuentemente una oración, que hacía referencia explícita al misterio de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María: “Bendito y alabado sea el Misterio de la Santísima Trinidad, el Santísimo Sacramento del Altar, y la Purísima Concepción de María Santísima Señora nuestra, concebida sin mancha de pecado original, y llena de gracia desde el primer instante de su ser natural. Amén”. El 6 de julio de 1792 falleció María de la Concepción Palacios y Blanco, y fue enterrada, con hábito de Nuestra Señora de la Concepción —el hábito de las Monjas del Convento de Concepciones, que quedaba en donde está actualmente el Capitolio—, en una bóveda en la Capilla de la Santísima Trinidad en la Catedral de Caracas. Como buena madre, se había ocupado de la educación cristiana de sus hijos… Les había enseñado a rezar, los había formado en la fe cristiana… Y se había preocupado por colocarlos —a los varones— en una escuela católica… Anota Enrique Bernardo Núñez, en su famoso libro “La ciudad de los techos rojos”: “Con toda probabilidad Simón y su hermano Juan Vicente asistieron a la escuela, que dirigía en el Convento de San Francisco Fray [Manuel] de Jesús Nazareno [de] Zidardia, porque en una lista pasada por éste al Ayuntamiento, de los padres de los alumnos que sostenían la escuela, aparece Doña Concepción Palacios y Sojo [—la misma María de la Concepción Palacios y Blanco—] con 38 pesos. Para esta fecha era muerta Doña Concepción. Su nombre aparece en la lista seguida de la frase: ‘que de Dios goce’”. Asegura el R.P. Odilio Gómez Parente, O.F.M., en su libro sobre la labor educativa y cultural de los Franciscanos en Venezuela durante los años de la dominación española, la existencia ininterrumpida de una Escuela de Primeras Letras en el Convento de San Francisco de Caracas desde 1764. El mencionado Hermano Fray de Zidardia fue maestro en esa Escuela entre 1789 y 1792.