Día: 23 de octubre de 2020

25 de Octubre. Mateo (22,34-40): La ética del amor

III.1. El evangelio de Mateo de este domingo nos ofrece la disputa sobre el mandamiento más importante. Sabemos que se unen o se juntan dos textos Dt 6,5 y Lv 19,18 que eran citados frecuentemente en discusiones éticas rabínicas, pero la idea de unirlos tan estrechamente a manera de resumen de toda la Ley y los Profetas fue una idea creativa no solamente brillante, sino, de nuevo, profética, como sucede en todas estas disputas concluyentes en Jerusalén. Lo que asombra en el texto evangélico es la seguridad soberana con que afirma que no hay preceptos como estos, porque en ellos se apoya toda la ley y los profetas. El texto dice que el amor al prójimo es “semejante” (homoía) al primero, dando a entender un orden lógico, pero sin disminuir su importancia. Es más, aquí Jesús nos está llevando a la conclusión de que aunque Dios no es el hombre, lo que podemos llamar la experiencia del amor no es distinta, aunque sean distintos los objetos o las personas amadas. Lo que le da gloria a Dios, precisamente, es que amemos al hombre como lo amamos a El; tendríamos que decir que no es posible amar a Dios más que al hombre.

III.2. Todo lo que no sea eso, evangélicamente hablando, es una falacia. Ya lo veía así el autor de la 1ª Jn 4 donde plantea con una radicalidad teológica inigualable lo que es la identidad cristiana del amor. Si Dios nos ha amado, entonces, entre otras cosas, no se dice que debemos amarlo a El, sino que debemos amarnos los unos a los otros. Es verdad que Dios quiere ser amado, necesita ser amado, como lo necesitamos cada uno de nosotros. Y es desde esa dimensión religiosa desde la que hablaba Jesús, quien con su predicación y con su praxis se empeñó tanto en descubrir a Dios como Abba, porque él y nosotros lo necesitamos así.

III.3.Por lo tanto, la praxis evangelizadora de Jesús nos descubre un Dios nuevo y a la vez, y por ello mismo, nos descubre un hombre nuevo. Es verdad que Jesús de Nazaret lo descubrió desde Dios. Esto es absolutamente irrefutable. Esta fontalidad nos expresa pues, que evangelizar es humanizar en todos los órdenes y desde todas las perspectivas. Jesús hizo coincidir con su evangelización la gloria de Dios y la del hombre. El hecho, pues, de que hoy se insista tanto en la humanización no depende de que vivimos en el siglo en el que el hombre está enamorado de sí mismo, de lo que ha hecho y de lo que tiene que hacer, sino que la misma esencia de la fe y de la identidad cristiana, en el Nuevo Testamento como totalidad, son todavía mucho más humanizantes y humanizadoras que lo que hoy se nos propone

.Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

25 de Octubre. XXX Domingo del Tiempo Ordinario. Evangelio

Evangelio según san Lucas (Mt 22,36-40)

En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?” Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas”.

CON JESÚS SEÑOR DE LA HISTORIA – Nº 9 (24 de septiembre de 2020)

LA VIRGEN DE LAS MERCEDES

    Hoy, 24 de septiembre, la Iglesia celebra a la Virgen bajo la advocación de Mercedes; advocación, propagada por la Orden de la Bienaventurada Virgen María de las Mercedes—así llamada actualmente— por San Pedro Nolasco en el Siglo XIII, con el propósito de redimir a los cautivos… redimir a los cristianos esclavizados por los moros…

    Durante la Guerra de Independencia de la América Española, la Virgen de las Mercedes fue invocada en repetidas ocasiones… El Gral. Manuel Belgrano —Prócer argentino— juró Generala del Ejército a la Virgen de las Mercedes durante la Batalla de Tucumán, que se desarrolló el 24 de septiembre de 1812 —un día de la Virgen de las Mercedes. Al amanecer, justo antes de comenzar la Batalla, se presentó un fenómeno extraordinario de la naturaleza, que describe un testigo presencial: “una pequeña nube se descubría en el cielo en figura piramidal, sostenida por una base, que parecía sostener una efigie de la imagen de Nuestra Señora”. Los soldados del Ejército al mando del Gral. Belgrano se sintieron protegidos por la Virgen…

Al anochecer del mismo día, se había decidido la Batalla a favor del ejército patriota, fugándose el ejército realista… A los dos días de la Batalla, el 26 de septiembre, el Gral. Belgrano despachó su famoso oficio al Gobierno en Buenos Aires anunciando el triunfo y atribuyéndolo a la intercesión de la Virgen de las Mercedes: “La Patria puede gloriarse de la completa victoria que han obtenido sus armas el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de las Mercedes, bajo cuya protección nos pusimos”.

Transcurridos algunos años, el Gral. Antonio José de Sucre se disponía a conquistar la ciudad de Quito… Es conocido, que durante la campaña que emprendió desde Guayaquil, le escribió a la Madre Rosa de la Santísima Trinidad, Priora del Carmen Alto de Quito —Monasterio de Monjas Carmelitas Descalzas—, solicitándole oraciones… No se ha hallado la carta, que Sucre dirigió a la Priora con tal objeto; pero, existe la carta de la Priora al Gral. Sucre, asegurándole haber cumplido con su solicitud y felicitándolo efusivamente por el resonante triunfo de la Batalla de Pichincha…

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