Podemos fijarnos hoy, en la escena del Evangelio de hoy y en la exclamación de Pedro que se atreve a hablar: “Maestro, ¡qué bien se está aquí!”. Expresa un gozo que no había encontrado antes. Según el mismo apóstol, merecería la pena eternizar la situación. Quedaba atrás la renuncia a todo lo que habían dejado por seguir a Jesús. Ver su rostro transfigurado recompensaba todo lo pasado. Todos hemos dicho alguna vez esta frase y la hemos pensado en muchas ocasiones. ¡Qué bien se está aquí!, y como Pedro, hubiéramos querido quedarnos allí para siempre, tal cual estábamos. Al lado de Jesús, los apóstoles se encontraron tan bien, que experimentaron el deseo de permanecer siempre como estaban, de no volver a la realidad diaria, de quedarse con el Señor al entrever, siquiera fuera ligeramente, la grandeza y la belleza que la transfiguración ponía en El. Es misión de los cristianos presentar al mundo un Jesús con el que el hombre se encuentre bien, un Jesús con el que dé gusto estar, con el que a uno le apetezca quedarse un rato a charlar, a cambiar impresiones, a revisar los problemas grandes y pequeños de la vida diaria. Es misión de los cristianos presentar a un Jesús “transfigurado”, Hijo predilecto de un Dios que es amor, justicia, comprensión, omnipotencia y misericordia y otras muchas cosas.
CANTAREMOS.
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- Al reunirnos en nombre del Señor ……………………………………. 6
- Ten piedad
- Gloria
- Este es el ayuno ……………………………………………………………. 86
- Somos un pueblo que camina …………………………………………. 176
- Al atardecer de la vida ………………………………………………….. 3
- Dame un nuevo corazón …………………………………………………. 64
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