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11 de Agosto. XIX Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Lucas (Lc 12,32-19)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
No temas, pequeño rebaño; porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
Vended vuestros bienes, y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas: Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle, apenas venga y llame.
Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela: os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y si llega entrada la noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del Hombre.
Pedro le preguntó:
–Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?
El Señor le respondió:
–¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas ?
Dichoso el criado a quien su amo al llegar lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si el empleado piensa: «Mi amo tarda en llegar», y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse; llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles.
El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.

4 de Agosto. XVIII Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Lucas (Lc 12,13-21)

En aquel tiempo hallandose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: ” Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”.

Pero Jesús le contestó : “Amigo ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?” Y dirigiendose a la multitud, dijo : “eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”.

Después les propuso esta parabola: “Un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿Qué haré, porque no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos años: descansa, come, bebe y date la buena vida’

Pero Dios le dijo: “¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes? Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para si mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios”.

28 de Julio. XVII Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Lucas (Lc 11,1-13)

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
–Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.
Jesús les dijo:
–Cuando oren digan: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos ofende, y no nos dejes caer en tentación.»
Y les dijo:
–Si alguno de vosotros tiene un amigo y viene durante la medianoche para decirle:
«Amigo, préstame tres panes,pues uno de mis amigos ha venido de viajey no tengo nada que ofrecerle.»
Y, desde dentro, el otro le responde:
«No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados:no puedo levantarme para dártelos.»
Si el otro insiste llamando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo , sin embargo, por su molesta insistencia, si se levantará y le dará cuanto necesite.
Así también les digo a ustedes:
Pidan y se les dará,
busquen y encontrarán,
toquen y se les abrirá;
porque quien pide, recibe,
quien busca, encuentra,
y al que toca se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un alacrán?
Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?

21 de Julio. XVI Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Lucas (Lc 10,38-42)

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres,hasta que,acercandose a Jesús, le dijo:
–Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me ayude.
Pero el Señor le contestó:
–Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.

14 de Julio. Domingo XV del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Lucas (Lc 10,25-37)

En aquel tiempo, se presentó doctor de la ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
–Maestro, ¿qué tengo que hacer para conseguir la vida eterna?
El le dijo:
–¿Qué es lo que está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?
El doctor de la ley contestó:
–«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
Jesús le dijo:
–Has contestado bien. si haces eso, vivirás.
Pero el doctor de la ley, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús:
–¿Y quién es mi prójimo?
Jesús le dijo:
–Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo robaron, lo hirieron y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, se compadeció de él, se le acercó, le ungio sus heridas , echándoles aceite y vino y se las vendó,; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al dueño de la posada , le dijo:
–Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a mi regreso.
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?
El letrado contestó:
–El que tuvo compasión de él.
Entoces Jesús le dijo:
–Anda y haz tú lo mismo.

7 de Julio. Domingo XIX del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según san Lucas (Lc 10,1-12,17-20)

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos discípulos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
–La cosecha es abundante y los trabajadores pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos.
¡Pónganse en camino! Yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero , ni alforja, ni sandalias; y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
Cuando entren en una casa, digan: «Que la paz reine en esta casa.» Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes, se cumplirá; si no, no se cumplirá.
Quedense en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el trabajador tiene derecho a su salario.
No anden de casa en casa . En cualquier ciudad donde entren y los reciben bien, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya, y díganles: «Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios.»
Cuando entren a un pueblo y no los reciban, salgan por las calles y digan: «Hasta el polvo de esta ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos, en señal de protesta contra ustedes.» «De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios.»
Yo les digo que en el día del juicio ,Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad. Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:
–Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.
El les contestó:
–Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. A ustedes les he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y para vencer todo el ejército del enemigo y Y nada les podrá hacer daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque los demonios se les sometan. Alégresen mas bien porque sus nombres están inscritos en el cielo.

30 de Junio. XIII Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Lucas (Lc 9,51-62)

Cuando se iba cumpliendo el tiempo en que tenía que salir de este mundo , Jesús tomó la firme decisión de emprender el viaje a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante.
De camino entraron en una aldea de Samaría para prepararle alojamiento; pero los samaritanos no lo recibieron, porque supieron que se dirigía a Jerusalén.
Ante esta negativa, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: –Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?
Pero Jesús se volvió hacia ellos y les reprendió. Después se marcharon a otra aldea.
Mientras iban de camino, alguien le dejo a Jesús :
–Te seguiré adonde quiera vayas.
Jesús le respondió:
–Las zorras tienen madriguera y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.
A otro Jesús le dijo:
–Sígueme.
Pero él respondió:
–Señor déjame primero ir a enterrar a mi padre.
Jesús le contestó:
–Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú, ve y anuncia el Reino de Dios.
Otro le dijo:
–Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia.
Jesús le contestó:
–El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios.

23 de Junio. Domingo XII del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según san Lucas (Lc 9,18-24)

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:
–¿Quién dice la gente que soy yo?
Ellos contestaron:
–Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
El les preguntó:
–Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
Pedro tomó la palabra y dijo:
–El Mesías de Dios.
El les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió:
–El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Y, dirigiéndose a todos, dijo:
–El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará.

16 de Junio. XI Domingo del Tiempo Ordinario /C

Evangelio según San Lucas (Lc 7,36-8,3)

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume, y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado, se dijo:
–Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.
Jesús tomó la palabra y le dijo:
–Simón, tengo algo que decirte.
El respondió:
–Dímelo, maestro.
Jesús le dijo:
–Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?
Simón contestó:
–Supongo que aquel a quien le perdonó más.
Jesús le dijo:
–Has juzgado rectamente.
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:
–¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella en cambio me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella en cambio desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella en cambio me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo, sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor: pero al que poco se le perdona, poco ama.
Y a ella le dijo:
–Tus pecados están perdonados.
Los demás convidados empezaron a decir entre sí:
–¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?
Pero Jesús dijo a la mujer:
–Tu fe te ha salvado, vete en paz.
Más tarde iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo predicando la Buena Noticia del Reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.